ESCRIBANO MONACAL

ESCRIBANO MONACAL
UNA GRAN OBRA MAESTRA REALIZADA EN MARFIL

sábado, 30 de marzo de 2013

LAS FORTALEZAS MARINAS BRITÁNICAS


Confieso que no tenía ni idea de estema hasta que hace un rato alguien me ha pasado un correo con fotos de edificios actualmente abandonados.

            Bueno, pues el nombre exacto de estas pequeñas fortificaciones es el de “Fortalezas marinas Maunsell” y deben su nombre al del ingeniero que las diseñó.

            Si ya es agobiante encerrarse en una fortaleza en tierra, hacerlo en una de éstas en medio del mar y con los frecuentes temporales que sacuden las Islas Británicas, debe ser, a mi modo de ver, sólo para gente que esté un poco loca.

            Como el Reino Unido, tras la caída de Francia, quedó prácticamente solo en su lucha contra Alemania, los ingleses tuvieron que tomar muchas medidas de protección como éstas.

            Realmente, se trataba de una serie de fortificaciones, cuya misión, en el caso de las 4 que operaban para la Royal Navy, eran controlar que los alemanes no pusieran minas en los estuarios de los ríos Támesis (zona cercana a Londres) y Mersey (zona cercana a Liverpool).

            Eran construcciones de hormigón, compuestas por una barcaza y una torre cilíndrica a cada lado. En la parte superior se instalaban dos cañones de artillería y otros dos antiaéreos.

            Se fabricaban en un dique seco y luego se remolcaron para colocarlos sobre bancos de arena, donde están desde 1942.

            También avisaban a los barcos sobre la
situación de las minas y así poder desviarse de ellas.

            El mismo ingeniero construyó para el Ejército británico 7 fortificaciones marinas, realizadas en acero, parecidas a las actuales plataformas petrolíferas.

            Estaban interconectadas y cada una tenía una misión. Fueron colocadas en semicírculo para su mejor defensa.

Se repartieron entre los estuarios de los ríos Támesis y Mersey y su función fue la defensa antiaérea. Para ello, disponían de 4 cañones cada uno.

Según parece, durante la II GM, lograron derribar 22 aviones y 30 bombas volantes. Fueron retirados de servicio a finales de los 50.

Una de estas fortificaciones fue remolcada hasta tierra, porque en 1953 fue el causante de un accidente y de varias muertes, al chocar un buque noruego contra ella.

Otra de estas torres fue utilizada por la Autoridad del Puerto de Londres para informar de las mareas y los vientos en el mar.

Como en el Reino Unido había en los años 60 una legislación muy severa acerca de las emisiones de radio, las cuales eran monopolio absoluto de la BBC, varias personas ocuparon estos fortines abandonados para instalar en ellos emisoras de radio, pues, por aquel entonces, no estaban teóricamente en aguas inglesas. Allí se dieron cita emisoras de todo tipo, sobre todo, musicales.

Incluso, un tipo avispado ocupó otra de estas edificaciones y creó allí un país inventado llamado Sealand.

Otra de las torres fue volada por los ingenieros militares británicos, en el transcurso de una de sus maniobras.

Parece ser que, en 2005, a un artista llamado Stephen Turner, se le antojó ir a pasar allí unos días para comprobar cómo se vive en soledad.

Bueno, espero que os haya gustado, porque, como habréis visto, he intentado cambiar totalmente de “tercio”.

jueves, 28 de marzo de 2013

EL PAPEL DEL GENERAL JOSEF BECK


Cuando he estado trabajando en mi entrada anterior, me he encontrado con un personaje que, reconozco, no había conocido hasta ahora. Se trata, como dice el título de Josef Beck.

            Nació en Varsovia en 1894 y, cuando estalló la I GM realizaba sus estudios en la Escuela de Ingeniería.

            Fue nombrado oficial y se afilió a la secreta Organización Militar Polaca (POW) liderada por Pilsudski, un personaje muy importante de la historia de Polonia. No olvidemos que Polonia no volvió a existir hasta el final de la I GM, cuando se disolvió el Imperio Austro-Húngaro.

             Se alistó en las Legiones Polacas y siempre estuvo muy unido a Pilsudski, siendo durante varios años su ayudante.

            Tras la guerra, Beck, fue nombrado comandante de artillería y de ahí pasó a formar parte del estado Mayor del ejército.

            Entre 1922-23 fue nombrado agregado militar polaco en Francia, donde hizo muchas amistades.

            Como antiguo amigo de Pilsudski, le ayudó a tomar el poder con un golpe de Estado en 1926.

            Entre 1926-30 siguió triunfando en su carrera militar y fue jefe del Estado Mayor del ejército.

            Entre 1930-32 su estrella no se apaga y logra ascender hasta viceprimer ministro y viceministro de Asuntos Exteriores.

            En esta época, se distinguió por
su actitud altiva frente a los representantes de otros países. Seguramente, tenía instrucciones claras de Pilsudski de portarse de ese modo, pues su idea de Polonia era representar el papel de gran potencia en la zona, entre los países de la Europa oriental.

            Para ello, era fundamental tener firmados tratados de no agresión con las potencias que tenía a cada lado: Alemania y la URSS.

            Desde 1931 intentaron crear un tercer bloque con esos países del oriente europeo. El problema es que ellos contaban con la ayuda de Francia para defenderlos, al menos de Alemania, pero los franceses nunca estuvieron a la altur4a de las circunstancias o prefirieron ver sucumbir a Polonia, a causa de otros intereses o, quizás, porque no les había gustado nada que pactaran con los rusos y los alemanes. No olvidemos que, a pesar de que, al empezar la II GM, los franceses declararon la guerra a Alemania, no movieron un dedo para defender a Polonia.

            El Gobierno polaco pretendió tener sujetos todos los hilos, pues como Pilsudski vio claramente que Francia no iba a estar dispuesta a defenderlos, pues inició una política secreta respecto a Alemania. Realmente, todo el mundo quería llevarse bien con Alemania, porque era un gran mercado para sus productos, pero no querían reconocerlo ante los demás países.

            Como ya dije en la anterior entrada, a la muerte de Pilsudski, Beck quedó como hombre fuerte del Gobierno.

            Con motivo de la invasión de Checoslovaquia a Hitler le quedó bien claro de que los aliados franco-británicos no tenían intención de atacarle, así que quedó en segundo plano su amistad con Polonia.

            Incluso, Polonia se apuntó en este caso al carro del triunfador, al igual que Hungría y ambas pudieron rapiñar en provecho propio, ciertos territorios checos que siempre habían reivindicado como suyos. Esto no gustó absolutamente nada a los aliados.

            Ahora, el nuevo objetivo de la política expansiva de Hitler era ewl famoso enclave de Danzig, el cual se encontraba rodeado por Polonia, menos por el mar.

            Aunque Beck tuvo que reconocer a finales de 1938 que la situación con Alemania no iba nada bien, a causa de ese territorio, él confió en mejorarla muy pronto.

            Sin embargo, los alemanes siguieron exigiendo la vuelta de Danzig a su país, por existir allí una potente colonia alemana.

            En marzo del 39 los alemanes ocuparon el resto de Checoslovaquia y les quitaron el territorio de Memel que habían ocupado anteriormente los polacos. No obstante, les dejaron ocupar la Rutenia, junto a los húngaros, en marzo de 1939.

            Como en la reunión del 31/03/1939 Ribbentrop le exigió a Beck la solución inmediata al problema de Danzig, mediante la entrega de ese territorio a Alemania, Beck se negó en redondo y rechazó admitir ningún ultimátum.

            Supongo que los polacos pidieron ayuda a los aliados, pues el mismo día el premier Chamberlain pronunció un discurso en el parlamento británico, informando de que su Gobierno había dado garantías a Polonia de defenderles en caso de un ataque alemán. Unos días más tarde, firmaron un acuerdo con el Reino Unido para defenderlos de los alemanes.

            Parece ser que recibió una llamada del Gobierno soviético, para que dejara pasar a sus tropas a través de Polonia para defender ese país en caso de ataque alemán. Él se negó alegando que, si los rusos entraban, ya no querrían irse.

            A pesar de las ayudas prometidas a Polonia por parte de los aliados, jamás les enviaron ni ayuda militar ni económica, en todo el año 1939.

            Los aliados habían optado por un acercamiento a la URSS para parar a Hitler. Sin embargo, Beck no quiso seguir ese camino a causa de sus ideas nacionalistas y anticomunistas.

            La noticia del pacto germano soviético, en agosto de 1939, no hizo más que confirmar sus sospechas sobre los rusos.

            El problema es que Polonia ya no tenía ningún aliado útil para defenderla. Los franco-británicos no habían hecho otra cosa que hacer declaraciones a su favor. Lituania optó por la neutralidad. Los rusos se acababan de aliar con Alemania, que era lo peor que les podía pasar a los polacos. Rumanía no le parecía muy fiable. Eslovaquia había cedido su territorio a los alemanes. Sólo Hungría negó a los alemanes el paso por su país y el uso de sus ferrocarriles.

            Sobre el papel, Polonia tenía un ejército muy importante, lo que ocurrió es que hubiera necesitado más tiempo para movilizarse, además de que se empeñaron en defender las dos fronteras a la vez, sin ceder territorios y concentrarse en el centro del país, como les indicaron sus asesores franceses. Eso hizo que las líneas polacas fueran un coladero para los alemanes.

            La verdad es que eso de que atacaron con caballos a los tanques alemanes es falso, porque ni los alemanes tenían tantos tanques, sin embargo, los polacos hicieron una buena escabechina entre los soldados que acompañaban a los tanques.

            Aparte de ello, las unidades de caballería también desplazaban cañones de pequeño calibre los cuales consiguieron hacer muchas bajas entre los alemanes. De hecho, el Estado Mayor alemán tuvo que cambiar sus planes sobre la marcha a causa de un número mayor de pérdidas de las que habían previsto.

            También consiguieron atraer a los blindados a las ciudades, donde, en sus estrechas calles, los tanques no podían mover sus cañones y eran fácil presa de los polacos.

            Aunque había empezado ya la II GM, Beck siguió confiando en unos bombardeos masivos por parte de los aliados sobre Alemania, para descargar la presión sobre Polonia, pero esto nunca se produjo.

            Muchos oficiales polacos consiguieron huir a Hungría y Rumania. En este último país murió Beck, según parece, a causa de una tuberculosis.

            Parece ser que el Reino Unido había apostado por la entrada de la URSS en Polonia, a fin de defenderla de los nazis y quedó muy decepcionado por la negativa de Beck.

            Todavía muchos autores discuten el papel de Beck en estas negociaciones prebélicas. Por un lado se dice que no tenía que haber abandonado la tradicional alianza de Polonia con los aliados, acercándose a los nazis desde una postura como si Polonia fuera una potencia militar. Ya hemos visto que su política de equilibrio entre los nazis y los rusos fue un fracaso.

            Por otra parte, se le recuerda como un valiente al no aceptar de ningún modo las exigencias de Hitler, algo que no había hecho ningún dirigente político hasta el momento, ni siquiera británico.

            Para él era mejor conservar  el honor que la paz a cualquier precio.

EL PACTO DE NO AGRESIÓN GERMANO-POLACO







Tras la I GM, Francia, entre otros países, firmó tratados de mutua ayuda defensiva con varios países de la Europa Oriental. Es muy posible que lo hiciera para crearle, en un futuro más o menos próximo, un segundo frente a Alemania. No olvidemos que Francia poseía el ejército más numeroso de Europa, sin contar el de la URSS, claro está. Otra cosa es que tuviera buen material, que ahí perdía muchos enteros.
            Uno de los países que surgieron tras la I GM fue Polonia. Anteriormente,  la mayoría de su territorio había sido parte del Imperio Austro-Húngaro y el resto era de Rusia y de Alemania. Esto fue lo que se acordó en el último reparto de ese antiguo país.
            Aparte de que los alemanes nunca vieron con buenos ojos que, con el Tratado de Versalles, les impusieran este nuevo Estado, nunca lo aceptaron porque dificultaba el paso hacia la zona de Danzig, donde había una gran población de origen alemán. Eso lo explicó muy claramente el ministro alemán de Exteriores en 1927: “Mientras quede un alemán vivo, nunca aceptará las disposiciones del Tratado de Versalles relativas a Danzig y el «corredor»”.
            En 1933, Alemania seguía exigiendo la revisión del convenio sobre la ciudad libre de Danzig, el corredor polaco para acceder hasta esa ciudad y el reparto de Silesia, tierra con gran cantidad de riqueza minera. Por supuesto, Polonia siempre hizo oídos sordos al respecto.
            Anteriormente, habían tenido una disputa de tipo arancelario, por la que Alemania pretendía controlar la economía de Polonia. Más o menos, lo que pretenden hacer ahora los alemanes en la UE, pero sin aranceles.
            Cuando se agudizó la crisis en Alemania, aumentaron las voces que criticaban a Polonia. Acusaron a ésta de tener preparada la invasión de la ciudad libre de Danzig.
            En junio de 1932 el Gobierno polaco envió un destructor a Danzig para proclamar que no iban a violar las cláusulas del Tratado de Versalles.
            En 1933, la llegada de Hitler al poder hizo que el conflicto se calentase aún más, pues éste se dedicó a atizar más la situación a base de exaltados discursos nacionalistas.
            En febrero de 1933 el senado de Danzig comunicó a los dos países que iba a sustituir la policía portuaria, compuesta por miembros de ambos Estados, e instalar en su lugar una policía propia. El Gobierno polaco contestó enseguida aumentando su guarnición militar hasta que un mes después, la Sociedad de Naciones, publicó un acuerdo tomado entre todas las partes, y las tropas se volvieron a Polonia.
            Los polacos dieron a entender que estaban dispuestos a realizar una guerra preventiva contra Alemania, en alianza con Francia. Así, Hitler, que aún no tenía un ejército adecuado, estuvo interesado en pactar con los polacos. Aunque parezca mentira, los alemanes recibieron antes de la II GM amenazas de guerra por parte de Polonia, Francia e Italia.
            Francia nunca pudo dar el apoyo deseado, porque contaba con que le iba a respaldar en esa acción el Reino Unido. Sin embargo, los ingleses no estaban interesados en esas alianzas.
Los franceses optaron por intentar llevarse algo mejor con Alemania. Así intentaron por todos los medios disminuir sus compromisos con los Estados de Europa Oriental. También, como medida de buena voluntad, se retiraron de Renania, la cual habían ocupado tras la I GM para asegurarse el cobro de las indemnizaciones de guerra.
Además, construyeron una larga línea defensiva, llamada Maginot, donde asentaron una buena parte de sus tropas. Lo cual, indicaba muy claramente que no tenían intención de atacar a Alemania.
Todo esto no hizo ninguna gracia en Varsovia. Además, el Gobierno francés intentó animar al polaco para que le diera a Alemania una serie de territorios que reivindicaban éstos.
Incluso, junto al Reino Unido, le dieron una serie de concesiones, como el derecho a la igualdad de armamentos entre esas potencias y Alemania.
            Estaba muy claro que tanto ingleses como franceses apostaban por una buena relación con Alemania y que Polonia les importaba muy poco. Así se negaron a hacer cumplir por la fuerza a Alemania las cláusulas limitando su rearme.
            En noviembre de 1932 el viejo “zorro” del mariscal Pilsudski, presidente de Polonia, cambió el Gobierno y colocó a uno de sus hombres de confianza al frente del Ministerio de Asuntos Exteriores. Era el coronel Beck.
            Como sus aliados anglo-franceses cada vez le parecían menos de fiar, intentó acercarse a los alemanes y los rusos.
            Con la URSS ya había firmado un primer acuerdo en 1929, pero en 1932 se firmó otro pacto de no agresión.
            Con Alemania no hubo acuerdo, de momento, e, incluso, el primer ministro británico, Ramsay Mac Donald, se entrometió para intentar salvar esas conversaciones a base de autorizar mayor poderío militar a Alemania y a la URSS, algo que nunca quisieron aceptar en Varsovia.
            Incluso, el mismo Mussolini propuso hacer una especie de pacto entre 4 potencias, donde uno de los puntos era repartirse parte del territorio de Polonia, sin contar con ellos,  lo cual hizo que el Gobierno de Varsovia amenazara con irse de la Sociedad de Naciones.
            El acercamiento con Alemania fue debido a que Polonia cada vez tenía una peor situación económica, debido sobre todo a la falta de seguridad para los inversores, por las continuas amenazas alemanas. Además, le había pillado de lleno la Gran Depresión de 1929.
            Como Hitler llegó al poder diciendo que iba a intentar la anexión de Austria, esto hizo que se aliviara la presión sobre Polonia. Así que el viejo Pilsudski se dedicó a realizar una doble presión a base de amenazas públicas y conversaciones secretas con los germanos. Incluso se organizaron desfiles con tropas polacas vestidas ya con uniformes de combate, como si estuvieran dispuestas para atacar Alemania.
            La idea de los polacos era discutir el tema directamente con Hitler, pues les parecía más abierto que los miembros del Ministerio alemán de Asuntos Exteriores.
            Se tardó bastante en conseguir esa cita, hasta mayo de 1933, pero, tras ella, se publicó inmediatamente un comunicado donde los dos países se mostraban de acuerdo en no utilizar las armas para discutir sus problemas. Eso fue motivo de preocupación para los franceses, por la posible marcha de un aliado seguro.
            Poco a poco, la situación de esa zona fue mejorando, pues Polonia firmó en julio de ese año, con la URSS, junto a otros países, un tratado de amistad.
            Incluso, tras la victoria del partido nazi en las elecciones de Danzig, Hitler ordenó a sus partidarios que cesaran las provocaciones, por lo que se pudo arreglar el conflicto aduanero con Polonia.
            Aunque el ministro de AAEE alemán, von Neurath, era más partidario de pactar con la URSS, que con Polonia, Hitler estaba interesado en hacerlo para quitarse presión y asentar su posición dentro de Alemania.
            Por otra parte, Pilsudski, se dedicó a comprobar si los franceses estaban interesados en defender Polonia en caso de ataque y se dio cuenta de que no estaban por la labor. Así que se decidió por pactar con Hitler.
            Las conversaciones entre ambas partes comenzaron en noviembre de ese año. No obstante, los polacos hicieron correr el rumor de que habían organizado con los franceses un ataque preventivo contra Alemania, para meterles presión en las conversaciones.
            Como el Ministerio alemán de AAEE no estaba de acuerdo con Hitler, prescindió de su ayuda y pactó directamente con ellos mediante reuniones secretas en los siguientes meses.
            El 26/01/1934 el propio Hitler anunció en Berlín la firma de un pacto de no agresión con Polonia con una duración de 10 años. Firmaron el mismo el ministro, von Neurath y el embajador polaco, Lipski. Ambos gobiernos lo ratificaron en los siguientes 2 meses.
            Este pacto le dio un poco de oxígeno al régimen nazi, pues se encontraba aislado, tras abandonar las negociaciones de desarme y la Sociedad de Naciones.
            También consiguió resquebrajar el sistema de pactos que había hecho Francia con los países de la Europa oriental y, además, eliminó las suspicacias de la Sociedad de Naciones contra Alemania.
            Este tratado estaba basado en el de Briand-Kellog, firmado en 1928, por el cual las naciones se comprometían a no arreglar sus conflictos con las armas. El problema es que nunca se resolvió qué método habría que utilizar y el tratado fue papel mojado.
            Por otra parte, consiguió mantener tranquila su frontera oriental hasta que se fortaleciera el ejército alemán y protegió Danzig de los polacos. No obstante, nunca reconocieron los alemanes la validez de su frontera oriental surgida tras la I GM.
            En Polonia, la noticia de la firma dio un gran respiro al Gobierno y a la población, pues la alianza con Francia no parecía ya muy útil, ni la Sociedad de Naciones muy operativa.
            El problema es que los gobernantes polacos se fiaron demasiado de Hitler y no quisieron actuar contra el rearme alemán, para no cancelar este tratado.
             A Francia no le gustó nada este pacto, ni la manera tan secreta con que se había negociado, aunque Polonia le dio garantías de apoyar a Francia si había conflicto con Alemania.
            También en 1934, los nazis intentaron llegar al poder en Austria a través de un golpe de Estado. La operación fracasó, aunque llegaron a asesinar al presidente Dollfuss. El Gobierno alemán dijo no saber nada del tema y el italiano envió tropas a la frontera, pues Mussolini se oponía a la anexión de Austria por Alemania, porque pretendía que Austria fuera un Estado títere bajo influencia italiana.
            En los siguientes años, la situación comenzó a cambiar, pues, en 1935, se convocó un referéndum en el territorio del Sarre, provincia alemana ocupada desde la I GM por los franceses, y el resultado fue un 90% a favor de volver a Alemania. Esto fue visto por Hitler como una aprobación a su política de tipo nacionalista.
            También el mismo año, el Gobierno alemán, alegando que en Francia se había ampliado el servicio militar, ordenó el servicio militar obligatorio en su país.
            Por otra parte, los franceses iniciaron un acercamiento a Italia, que se tradujo en un acuerdo, que también fue firmado por el Reino Unido. Tras conocer la noticia del servicio militar en Alemania, los líderes de estos países leyeron un acuerdo donde se oponían a cualquier tipo de pérdida de independencia de Austria y a cualquier abandono del Tratado de Versalles, que pudiera poner en peligro la paz en Europa.
            También en 1935 se firmó un pacto entre Francia y la URSS, complementado por otro entre la URSS y Checoslovaquia, con los que pretendían tener más atada a Alemania, para no dejarla comenzar otra guerra.
            No obstante, como los ingleses siempre van por libre, pues acordaron permitir a Alemania que pudiera aumentar su flota de guerra, siempre que no superara el 35% de la británica.
            El 28/04/1939, Hitler, dio por cancelado este tratado en un discurso ante el parlamento alemán, pues ya no le era útil para sus intereses y utilizó como excusa el acuerdo de ayuda mutua que habían firmado el Reino Unido y Polonia unos días antes.

sábado, 23 de marzo de 2013

EL GRAN JUEGO O EL TORNEO DE LAS SOMBRAS


Seguramente, casi todos hemos visto en nuestra niñez una película de aventuras muy entretenida, llamada “Kim de la India”. Fue estrenada en 1950 y protagonizada por Errol Flynn, como un oficial británico, y Dean Stockwell, en el papel de Kim.

En esta película se habla de algo llamado “El gran juego”, que no es ni más ni menos que la lucha, en el siglo XIX, de dos viejas potencias, como fueron el Imperio Británico y el Ruso, por tener la mayor influencia posible en Asia Central. Para ello, los ingleses reclutan al chico a fin de que espíe a favor de ellos, utilizando como “tapadera” su trabajo como sirviente y acompañante de un lama que peregrina por todo el país.

Ese término fue inventado por un agente británico llamado Arthur Conolly y luego fue popularizado por el famoso escritor Rudyard Kipling en su novela Kim, que fue publicada en 1901.

El “Torneo de las sombras” era la forma con que los rusos conocían este tipo de guerra.

Creo que podemos buscar un antecedente en la conocida Guerra de Crimea (1853-56). Como los rusos estaban buscando un afianzamiento para su salida al Mediterráneo, a través del Mar Negro, necesitaban eliminar el poder del renqueante Imperio Otomano. Así que, en un principio, buscaron la alianza con los británicos, para repartirse este Imperio. Estos últimos no se fiaron de los rusos e hicieron algo que no estaba previsto por éstos, que era aliarse con los franceses.

Los rusos se buscaron un motivo absolutamente intrascendente, muy metidos en su papel anterior de gendarmes del absolutismo en Europa y el nuevo de defensores de la Iglesia ortodoxa, y atacaron a los turcos, destrozando su armada.

Los aliados franco-británicos, no sólo intervinieron luchando contra los rusos, sino que buscaron más aliados en Europa. Así consiguieron romper, aunque nos parezca mentira, la alianza que existía entre Rusia con Prusia y Austria.

Al final de la guerra, los aliados vencieron y consiguieron que los rusos no pudieran navegar con sus barcos a través de los dos estrechos que comunican el Mar Negro con el Mediterráneo. Eso fue un duro golpe para la Rusia zarista.

Después los rusos ampliaron su territorio a base de invadir zonas de Siberia y otros territorios del Asia Central, que, algunos, incluso todavía forman parte de Rusia, así que los ingleses asentaron su presencia en la India, Pakistán, etc.

Más tarde, llegaron a un territorio llamado Afganistán (seguro que os suena a todos) y se pusieron a discutir a quién de los dos le pertenecía.

Como los británicos pensaron que los rusos iban a utilizar el territorio de Afganistán para hacerse posteriormente con la “Joya más preciada del Imperio”, o sea, la India, pues tomaron medidas. Una de ellas fue imponer un régimen en Afganistán a las órdenes de Londres. Eso causó la primera guerra anglo-afgana. Como veréis, todas las potencias han luchado en Afganistán… y todas han salido perdiendo.

Como ese país está poblado por unas tribus muy aguerridas, pues se dedicaron a hostigar a las tropas que envió allí su Graciosa Majestad británica. El resultado fue que a los ingleses “se les vio el plumero” y todos los militares enviados fueron muertos, menos un médico al que dejaron con vida para que fuera a la India a contarlo.

Los rusos aprovecharon la ocasión y se fueron acercando cada vez más a Afganistán. Así que en 1878 enviaron una misión diplomática a Kabul y, como a los ingleses les negaron mandar la suya, pues declararon otra guerra.

Aquí también les salió el tiro por la culata y fueron expulsados de la capital en 1881.

En 1884 los rusos se atrevieron a quedarse con un oasis afgano, lo cual provocó un conflicto con las tropas de ese país. Los británicos no intervinieron y respetaron este oasis como zona rusa. Así que los rusos firmaron un tratado para crear una frontera con Afganistán, donde este último país perdió varios territorios. Así quedó Afganistán como un estado tapón entre los territorios de ambos imperios.

No obstante, durante el siglo XIX se siguieron produciendo incidentes de menor consideración entre las tropas rusas y las británicas.

Algunos autores consideran este episodio de la Historia como un prólogo de la Guerra Fría. Se libró no sólo en los campos de batalla, sino también la prensa de ambos países.

Allí empezaron a operar de manera profesional los diferentes servicios de espionaje y contraespionaje.

Los dos países sostenían la teoría de que quien tuviera el control del interior de Eurasia, tendría el dominio sobre todo el mundo.

Había un gran temor de que ambas potencias entraran en conflicto abierto en la zona, pero eso nunca se produjo.

Las dos guerras afganas se dieron por la sospecha británica de que tras ellos estaban las ambiciones rusas.

Puede ser que, por ello, los ingleses amarraron más fuertemente Egipto a su Imperio y dividieron Persia en varias zonas de influencia.

En 1883 un autor británico llamado J.R.Seely, propuso la siguiente explicación sobre el tema: «Estamos obligados a observar con atención todo movimiento en Turquía, cada nuevo síntoma en Egipto, cualquier agitación en Persia o Transoxiana o Birmania o Afganistán. Ello se debe a que poseemos la India, y un interés especial por los asuntos de todos los países que se encuentran en a ruta hacia ella. Esto y sólo esto nos lleva a una permanente rivalidad con Rusia, que es para la Inglaterra del siglo xix lo que fue para ella la competencia con Francia por el Nuevo Mundo en el siglo XVIII».

Seguramente, para tener más amarrada la India al Imperio Británico, el famoso político Disraeli impuso la corona de la India a la reina Victoria.

La distancia entre las bases de ambos ejércitos se había reducido notablemente a causa de la expansión rusa. En 1800 la distancia entre las guarniciones de ambos ejércitos era de unos 3.500 km., mientras que a final del siglo XIX sólo era de 35 km.

En 1914 un conocido explorador de la época calculó que los rusos se habían expansionado a una velocidad de 142 km2 diarios, más o menos, unos 50.000 km2 anuales.

En Londres temían que los rusos estuvieran apoyando a los musulmanes de la India para rebelarse contra el Imperio Británico.

Los rusos se basaban en que ellos estaban haciendo en Asia lo mismo que los británicos en la India. Incluso, llevaban todo tipo de mapas y documentos donde defendía cada uno sus argumentos.

Aparte de ello, ambas potencias desplegaron gran cantidad de agentes por esa zona, desde Irán hasta Mongolia. Muchos de ellos, con el pretexto de hacer excavaciones arqueológicas o estudiar las lenguas de las tribus, se dedicaron a cartografiar el terreno y enviar informes a sus respectivos gobiernos.

Esta actividad exploratoria y cartográfica en el fondo fue muy positiva, pues casi nadie sabía nada en el mundo civilizado sobre el interior de Asia Central.

Realmente, esta actividad fue muy importante, pues anotaron con precisión los datos de los pasos de montaña, sirviéndose de espías hindúes y musulmanes, las alturas del Himalaya, el nacimiento de los ríos de la India y hasta redescubrieron la famosa y antigua Ruta de la Seda.

El nombre de estos exploradores, seguramente, no nos sonará siquiera, pero voy a pararme a mencionar algunos como Nikolai Przhevalski, Sven Hedin, sir Aurel Stein, Nichols Roerich, George Nathaniel Curzon, etc.

Además, ambas potencias se dedicaron a apoyar a diferentes bandos en las pequeñas guerras que se produjeron en toda esa zona. Más o menos, lo mismo que han hecho en la segunda mitad del siglo XX USA y URSS.

Aparte de ello, ambos bandos, como ya he mencionado anteriormente, supieron utilizar la prensa y la opinión pública a su favor. Como dijo lord Palmerston: «Las opiniones» son más poderosas que los ejércitos. Las opiniones, si se fundan en la verdad y la justicia, terminarán por imponerse a las bayonetas de la infantería, el fuego de artillería y las cargas de caballería».

Al principio de esta entrada cité el nombre de Arthur Conolly. Este fue un oficial, y luego agente, británico, el cual, al enterarse, en 1841, de que el emir de Bujala había detenido y torturado a otro oficial amigo suyo, el coronel Charles Stoddart, pidió permiso a sus mandos para ir a rescatarle. Así llegó a entrevistarse con este emir y lo convenció para que tomara partido por la causa británica y liberara a su amigo.

Actualmente, aunque no nos hayamos dado cuenta, esta zona vuelve a estar en el punto de mira de algunos países de alrededor, como la India y China, además de USA, Rusia y Europa, a causa de sus grandes reservas de petróleo y gas.

También Turquía, Irán y Pakistán tienen desde siempre ciertos intereses políticos y culturales entre esas repúblicas, que pertenecieron a la antigua URSS.

Algunos autores nos confirman que los USA tomaron el relevo de los británicos en esa zona y muchos aprendieron el arte del espionaje directamente con los maestros del MI5 y MI6. Entre ellos se encontraba una figura conocida, Allan Dulles, que, más tarde, sería el director de la CIA en tiempos de Eisenhower y Kennedy.

Peter Grose, uno de los biógrafos de Dulles dijo una vez que éste había leído por primera vez el libro Kim, de Rudyard Kipling, en 1914, durante su travesía en barco con destino a la India, y lo marcó tanto que hallaron ese libro en su mesita de noche cuando murió, en 1969.

Uno de sus amigos fue el famoso H.A.R. Philby, al que todos llamaban Kim por su carácter parecido al del chico del libro. Quizá, porque también nació en la India en 1912 y su padre, que era funcionario en la India, le impuso ese sobrenombre a los 6 años. Lo que no se figuraba nadie en Occidente es que este Kim era un espía soviético y por eso huyó a la URSS antes de que lo cogieran sus antiguos compañeros.

 

martes, 19 de marzo de 2013

EL MOTÍN DE LOS PILOTOS DE CAZA Y EL ME-262


Como todo el mundo sigue pensando que el ejército alemán durante la II GM era un bloque monolítico, donde nadie discutía la más mínima orden, hoy voy a  traer al blog un acontecimiento que ha hecho correr mucha tinta.

            Todos sabemos que, desde el Desembarco de Normandía, los alemanes empezaron a perder la guerra en Europa y fueron cayendo en picado hasta la conquista de Berlín.

            En enero de 1945, el ministro del Aire, Hermann Göring, recibió una serie de quejas procedentes de los pilotos de caza, criticando la forma en que se estaba llevando la guerra.

            Por ello, Göring, persuadido por los generales Koller y Ritter von Greim, convocó una reunión el 22/01/1945 a la que invitó a todos los comodoros de la Aviación de Caza. Estos comodoros eran los jefes de los mencionados regimientos.

            Ellos nombraron como portavoz al coronel Lützow, el cual tomó la palabra y expresó con franqueza los puntos que deseaban discutir con su jefe.

            Entre los puntos expuestos estaban las quejas por dar prioridad a las unidades de bombarderos sobre las de caza, el no dotarles  con los nuevos reactores ME-262, las exigencias imposibles de cumplir con sus aparatos, los insultos de Göring contra sus pilotos acusándoles de estar perdiendo la guerra por su culpa por no derribar más bombarderos aliados, la inquietud por la dimisión de Galland, etc.

 Incluso, le llegó a decir que no contaba con la confianza de estos oficiales.

            Göring, muy altanero, les llamó rebeldes  a todos y al portavoz le amenazó con fusilarle. Así que, muy indignado, levantó la sesión.

            Con esto, les quedó a todos muy claro lo que ya suponían, o sea, que no contaban con el apoyo del mariscal.

            Lützow no fue fusilado, pero sí obligado a dejar el territorio del III Reich en 48 horas. Así que se fue a vivir a Italia.

            También Galland, el máximo as de la Aviación alemana, tuvo que abandonar Berlín en un plazo de 12 horas, pues Göring le consideraba el inductor de esa rebelión.

            Hay que precisar que Galland era teniente general de Aviación y había ocupado el puesto de Inspector General de Caza, hasta que dimitió por no estar de acuerdo con la forma en que el Gobierno estaba llevando la guerra.

            Como jefe de la Aviación de Caza fue nombrado el coronel Gollob. Este era un gran piloto, pero tenía el defecto de que se mostraba muy frío para con sus subordinados.

            Sin embargo, Galland, era muy popular, pues gustaba de charlar con todo el mundo y contar con detalle los combates aéreos.

            Tuvieron suerte, pues Hitler terció en esta disputa y Göring no tuvo más remedio que permitirles volver a volar en combate para demostrar la eficacia de los cazas a reacción, como ellos decían. Así se formó la famosa Escuadra JV44.

            La lista de estos comodoros participantes en esa reunión es la siguiente: Josef Priller, Hermann Graf, Gustav Rodell, Johannes Steinhoff, Hannes TRautloft, Edu Neumann, Gerhardt Michalski y Helmut Bennemann.

            Ahora podemos hablar un poco sobre la aviación a reacción. En enero de 1944 se formó la primera escuadra de cazas en las FFAA alemanas, se trataba de la JG7. Actuaba en el frente oriental y era el terror de los bombarderos. Los derribaban a pares y, cuando los bombarderos querían disparar, los reactores ya estaban fuera de su alcance.

            Como ejemplo, en marzo del 45, en un combate aéreo llegaron a derribar 25 bombarderos y 6 cazas aliados.

            Con esto llegamos a la fundación por el general Galland de una especie de “Dream Team” de la Aviación. Se trataba de la JV44, también llamada “Escuadra de los ases”. Lo curioso de esta unidad es que operaba de forma paralela a la organización de la Luftwaffe, pero no directamente a sus órdenes.

            La unidad fue dotada con el mejor avión del momento, el reactor ME-262 y entre sus pilotos había 10 que ostentaban las mejores condecoraciones de la guerra.

            Empezó a funcionar desde su base en Múnich, pero tuvo que cambiar frecuentemente de bases por los bombardeos de los aliados, pues éstos sabían que la única forma de destruirlos era cuando estaban aparcados.

            Sólo estuvo operativa durante 2 meses, debido al fin de la guerra, pero en ese período derribaron 50 aparatos aliados.

            Otras unidades, que empezaron antes con estos aviones, lograron más derribos, pero tuvieron que dejar de volar por falta de combustible.

            También hubo que luchar contra la absurda idea del Gobierno de utilizar este magnífico aparato como bombardero y no como caza.

            En las filas de esta escuadra figuraron varios generales, coroneles y comandantes. Muchos de ellos con más de 90 derribos, incluso uno de ellos acabó la guerra con la insólita cifra de 301 derribos, la segunda del mundo. El record lo tuvo el también piloto alemán Erich Hartmann con 352 victorias.

            Hay que explicar que los pilotos alemanes solían provocar más derribos que los aliados, porque en Alemania había menos pilotos y tenían que volar muchas más misiones que los aliados. El caso de esta unidad es insólito, pues estaba llena de coroneles y generales volando, como si fueran simples tenientes o capitanes. Esto ocurrió porque a Galland, su jefe, le dejaron escoger libremente a los pilotos.

             A estas alturas de la II GM, el cielo de Alemania estaba totalmente dominado por los aliados y la proporción entre los aparatos aliados y los alemanes era de 20 a 1.

            Como estos reactores resultaban sumamente indefensos en las maniobras de despegar y aterrizar de sus bases, se creó también una escuadrilla de protección con aviones de hélice, que sobrevolaban las bases en todo momento. También necesitaban pistas más largas y así algunos tuvieron         que aterrizar a veces en autopistas, por haberles destrozado la pista de su base.

            Se dice que los alemanes podrían haber recuperado la superioridad aérea con este aparato, pero no fue así, pues los aliados no les dejaron fabricarlos en grandes cantidades, porque bombardeaban continuamente las fábricas donde los construían, y también destruyeron a muchos en el suelo. Aparte de ello, como ya he dicho antes, muchos dejaron de utilizarse por falta de combustible.

            En fecha tan tardía como el 25/07/1944 fue su entrada en servicio. Parece ser que requería mucha experiencia anterior y, al principio, hubo varios accidentes por dejarlos en manos de pilotos novatos.

            Se vio que el uso más adecuado era enfrentarlo contra las “nubes” de bombarderos aliados. Se cuenta que en una ocasión un solo piloto a los mandos de este avión consiguió derribar 8 bombarderos aliados.

            El mayor número de derribos con este aparato lo tuvo Kurt Welter con 29 victorias. Hay que recordar que, además de tener ametralladoras, también podía lanzar cohetes aire-aire.

            El problema es que, como era muy difícil fabricarlos en secreto, hubo que llevarlos por piezas a zonas boscosas y allí ensamblarlos, lejos de la vista de los aliados.

             

            Se cuenta que el 01/05/1945 Galland escribió a Eisenhower para informarle que deseaba rendir su unidad y entregarle los aparatos, pero esta comunicación fue interceptada por las SS y tuvieron que dinamitar los aviones.

            Los USA organizaron una operación para llevarse todos los aparatos de este tipo que encontraran a su paso.

            También, los alemanes cedieron un ejemplar a Japón, que llevaron desmontado en un submarino. Con éste, los japoneses construyeron un modelo más pequeño que sólo logró volar al día siguiente de la bomba atómica de Hiroshima.

            Para muchos, fue el mejor avión de la II GM y revolucionó los sistemas de vuelo. Fue el precursor de otros aviones como el MIG-15 ruso o el F-86 USA.

lunes, 18 de marzo de 2013

HANNA REITSCH, UNA AVIADORA ALEMANA


Ahora que se habla tanto de la lucha por las reivindicaciones de la mujer, cosa que me parece muy bien, también se habla de que las mujeres no pintaron nada durante el régimen nazi. Esto puede ser cierto en términos generales, pero hoy traigo aquí un personaje que rompió con ese esquema.

            Su nombre fue Hanna Reitsch y nació en Silesia en 1912, dentro de una familia de la burguesía acomodada.

            Como su padre era oftalmólogo, se empeñó en que su hija siguiera la carrera de Medicina.

            Aunque era ella más bien poca cosa, pues medía 1.50m y pesaba poco más de 40 kg., consiguió convencer a su padre, tras terminar el Bachillerato para que le dejara realizar un curso de vuelo sin motor.

            Parece ser que en la escuela de vuelo de Grunen coincidió con un personaje que nos resulta muy conocido, Werner von Braun, uno de los personajes clave de la carrera espacial de los USA.

            En 1932 consiguió ya tener el record femenino de mayor duración de vuelo en un planeador, 5,30 horas.

            En 1933 fue contratada como profesora en una nueva escuela de vuelo con planeadores, en Homberg.

            Entre 1933-34 participó en una expedición que realizó unas investigaciones climáticas en territorio de Brasil y Argentina. En esos mismos años trabajó como piloto de pruebas para evaluar el vuelo en planeadores.

            En 1936 obtuvo el record de mayor distancia realizada por una mujer en un vuelo con un planeador, 305 km.

            En 1937 parecía que la cosa iba más en serio y fue contratada como piloto de pruebas de los nuevos aviones de la Fuerza Aérea alemana. Allí fue promovida a capitán de vuelo y consiguió que se corrigieran algunos defectos de ciertos aviones.

            En 1939 realizó como piloto de pruebas un vuelo con el gran planeador militar DFS-230.

            En 1942 pilotó el primer avión-cohete del mundo, el ME-163 Komet y participó en las pruebas de la futura V-1. En este cohete fue el primer piloto que consiguió volar con él sin matarse y pudieron corregir una serie de fallos gracias a sus indicaciones.

            Desde 1943 fue una de las principales propagandistas de los nazis, por ello, fue siempre muy cercana a Hitler, le cual la tenía mucho aprecio.

            En 1944 participó en un proyecto de aviones kamikaze alemanes, pero se canceló por orden de Hitler.

            Tuvo varios accidentes durante sus vuelos y fue condecorada con las cruces de hierro de primera y segunda clase y, además, le otorgaron la medalla aérea militar de oro y diamantes.

            En los últimos meses de la II GM realizó diversas misiones, volando a ciudades que estaban ya sitiadas por los aliados.

            El 28/04/1945 voló con el general Ritter hacia Berlín, que entonces estaba ya sitiada, y se entrevistaron con Hitler. Parece ser que no hubo forma de convencerle y se fueron los dos de vuelta, huyendo de esa ciudad.

            Algunos autores opinan lo contrario y dicen que Hitler escapó con ellos en ese avión. Tiene toda la pinta de ser un rumor sin fundamento alguno. Por supuesto, ella siempre dijo que el rumor era falso.

            En la posguerra, al inicio, se prohibió que los alemanes pudieran pilotar aeronaves. Esto luego se suavizó y la dejaron pilotar planeadores.

            En 1952 quedó en 3ª posición en una competición celebrada en España con estas aeronaves. Era la única mujer que se presentaba al concurso.

            Durante los años 60 estuvo popularizando el vuelo con planeadores por diferentes países y fundando escuelas de vuelo en ellos, como India, Ghana, etc.

            En los años setenta siguió superando records con diferentes aeronaves. Así llegó a los 40 records mundiales, que aún no han sido superados por ninguna otra mujer..

            Nunca dejó de volar y lo hizo hasta sus últimos días, cuando le llegó la muerte a causa de problemas cardiacos.

            Aunque había nacido en Silesia, en sus últimos años se nacionalizó austriaca a causa de sufrir discriminación en su país a causa de sus ideas políticas.

           

domingo, 17 de marzo de 2013

EL MISTERIOSO CASO DE KASPAR HAUSER


Bueno, pues parece mentira que esta sea mi entrada número 100. La verdad es que nunca pensé que iba a llegar a escribir tantas. Muchas veces he estado a punto de dejarlo por la casi nula participación de mis lectores, pero ahora ya me da casi igual. Así que seguiré escribiendo hasta que me canse.

            He dejado para hoy uno de mis enigmas favoritos. Me dirá mucha gente que está muy visto, pero lo cierto es que yo tengo predilección por él y me gustaría compartirlo con los demás.

            Muchas veces se piensa que eso de pertenecer a una Casa Real puede ser un chollo, pero, a veces, puede ser algo peligroso. Con esto, no doy por sentado que este chico perteneciera a la realeza, pero tiene toda la pinta de que fue así.

            El 26/05/1828 apareció así, por las buenas, un chico con pinta de estar muy despistado, paseando por las calles de Nuremberg, en Baviera.

            Fue llevado a la comisaría para averiguar quién era, porque no respondía a ninguna pregunta. Allí a duras penas escribió “Kaspar Hauser”. Además, llevaba una carta dirigida al militar Friedrich von Wessing y en ella se decía que su fecha de nacimiento fue el 30/04/1812 y que le formara como soldado.

La carta que llevaba el adolescente iba remitida al capitán Von Wessenig decía algo así:

"Le envío este chico que desea servir a su rey en el Ejército. Me fue entregado a mí, el 7 de octubre de 1812. Su madre me pidió que lo educara como a mi propio hijo. Desde ese día jamás le he dejado salir fuera de la casa. Él mismo no conoce el nombre del lugar. Puede preguntarle, pero no será capaz de decirle donde vivo. Lo saqué de la casa de noche. No podrá encontrar el camino de vuelta".

En la misma carta había otra en su interior, en la que parecía firmar su madre, aunque luego se demostró que había sido escrita por la misma mano que la anterior, es decir, por su padre. Esta otra carta decía así:

"Este chico ha sido bautizado. Su nombre es Kaspar; usted mismo debe darle un apellido. Le pido que cuide de él. Su padre fue un soldado de caballería. Cuando cumpla 17, llévelo a Nuremberg, al Sexto Regimiento de Caballería: su padre pertenecía a él. Le suplico que lo mantenga hasta los 17. Nació el 30 de abril del 1812. Soy una chica pobre, no puedo hacerme cargo de él. Su padre está muerto."



            Varios eminentes juristas y pedagogos se ocuparon de enseñarle a hablar, leer y escribir correctamente, así como enseñarle las normas sociales.

            Parece ser que, al principio, le repugnaba la leche y la carne y prefería, en su lugar, tomar pan y agua. Tampoco había visto nunca una vela, porque fue a tocar la llama de una y se quemó.

            También  se pensó que había estado cautivo durante muchos años, pero nunca se ha sabido cuándo ni dónde.

            Un médico forense lo examinó y redactó un informe diciendo que el chico no estaba loco, ni era un retrasado mental, sino que siempre había estado alejado del resto de la sociedad y había recibido a escondidas una mínima educación. Parece ser que esto fue ratificado a su muerte, pues en la autopsia se vio que tenía lesiones en el cerebro y en el hígado más propias de una mala alimentación y una prolongada falta de movilidad.

            Decían que era capaz de quedarse sentado durante horas y prefería estar a oscuras. Solía jugar con un caballo de cartón y se asustó mucho la primera vez que vio el péndulo de un reloj.

            Su tutor, Anselm von Feuerbach, estaba plenamente convencido de que se trataba de un miembro de la familia reinante en Baden, que fue marginado por las luchas palaciegas.

            Se han realizado, hace unos años, una serie de estudios de ADN, sobre manchas de sangre, que presuntamente, eran suyas. Los resultados fueron contradictorios, pues no está claro que todas las manchas fueran suyas.

            Hay hipótesis de todo tipo. Una de ellas sostiene que pudo haber sido fruto de la relación de Estefanía de Beauharnais, esposa de Carlos II de Baden, con el mismísimo Napoleón, pues se alojó en su palacio camino de Rusia. Se puede ver un cierto parecido entre Napoleón II (“el Aguilucho”) y este chico.

            Evidentemente, la existencia de este hijo habría sido un gran inconveniente para ambas dinastías.

            Según sus recuerdos, el chico había pasado el comienzo de su vida en algún palacio, pero, en cierta época, coincidente con la  caída de Napoleón, se le ocultó.

            Es posible que lo hubieran encerrado, en un principio, en una mazmorra cerca de Laufemburg. Se encontró allí una botella con un escrito de otro encarcelado que decía  “…mi celda se encuentra bajo tierra y es desconocida incluso para él que le han robado el trono”. El decía que alguien le llevaba pan y agua cuando estaba dormido. Incluso, notaba que, cuando el agua sabía algo más amarga, dormía más tiempo y luego encontraba con que le habían limpiado su “celda”  y cambiado la paja de la cama. Incluso, de esa manera le cortaban el pelo y le aseaban. Parece ser que ese hombre encapuchado fue el que le enseñó, en sus últimos días de cautiverio, a escribir su nombre y a pronunciar las palabras que tenía que decir cuando lo encontraran.

            La segunda parte de su cautiverio es posible que lo pasase en el palacio de Pilsach, a pocos kilómetros de Nuremberg. En 1924 se encontró allí una habitación que coincidía con la descripción dada por Kaspar. Además, con motivo de unas reformas, en 1984, se descubrió en un escondrijo un caballo de juguete, descrito por Kaspar y varias piezas de ropa.

            En un principio se pensó que era un retrasado mental, pero no era cierto, pues aprendió pronto a leer y escribir e, incluso, a tocar el piano y a escribir pequeños poemas. Desde luego, tuvo que ser muy duro a esa edad empezar a aprender desde 0. Algunos expertos opinan que no debería de partir de 0, porque a esa edad, es muy difícil aprender muchas cosas, pues el cerebro ya se ha formado.

            Se dice que se extrañaba al verse al espejo. Le encantaba mirar al cielo, cuando estaba muy estrellado. También parece ser que tenía el sentido del olfato más desarrollado de lo normal.

            Se le puso en manos del maestro Friedrich Daumer, que le enseñó a leer y a escribir y que descubrió su predisposición para el dibujo.

            Kaspar sufrió algunos sucesos muy extraños. El 17/10/1829, cuando todos lo esperaban en el piso de abajo para comer, lo encontraron en el baño  con un corte en la frente, el cual afirmaba que se lo había realizado, según había reconocido por su voz, el enmascarado que le liberó de su cautiverio.

            Esto hizo que las autoridades se alarmaran y le pusieran una escolta policial. A pesar de ello, algunos dicen que este episodio fue un invento del propio Kaspar.

            El 03/04/1830 su escolta entró en su habitación al oír un disparo. Él explicó que se subió para coger un libro, pero que, al caer, se agarró en una pistola colgada de la pared, la cual, accidentalmente, se disparó.

            Como sus relaciones con la familia que lo acogía iban cada vez peor, se decidió trasladarlo a la casa del barón von Tucher, el cual, más tarde, también se quejó del chico.

            Posteriormente, se ocupó del chico un noble inglés llamado Lord Stanhope. Ofreció una recompensa, pues estaba decidido a averiguar todo lo referente al chico. Incluso, viajaron a Hungría a ver si encontraban alguna pista.

            El noble se sintió muy decepcionado por su fracaso y lo dejó bajo la custodia del profesor Georg Meyer, con el que nunca se llevó muy bien por ser muy rígido en sus costumbres.

            En 1833 se presentó en casa de su maestro con varias heridas de arma blanca a la altura de los pulmones y el hígado. Decía que un enmascarado le había atacado y le había dejado una nota donde decía “yo soy de la orilla del río. Mi nombre es Milo”. El problema es que había sido escrita sólo para poder ser leída con la ayuda de un espejo y eso dio que pensar que la había escrito él mismo.

            No obstante, Kaspar murió 3 días después a causa de estas heridas, pero tuvo tiempo de decir que no se las había hecho él. Los médicos que realizaron su autopsia le dieron la razón.
            Este personaje ha sido el inspirador de muchas obras de literatura, teatro, música, cine y televisión.

            En Medicina se ha dado su nombre a los experimentos para criar animales lejos de sus padres y comprobar cómo acceden a los conocimientos. Incluso, a los casos de los niños que se crían con poco afecto de sus padres.