ESCRIBANO MONACAL

ESCRIBANO MONACAL
UNA GRAN OBRA MAESTRA REALIZADA EN MARFIL

domingo, 27 de diciembre de 2015

ROSA PARKS, UNA PERSONA QUE TRAJO LA ESPERANZA A MUCHA GENTE




En muchos países existe gente a la que le gustaría cambiar su vida y ciertas viejas costumbres de su sociedad. Lo que pasa es que todo el mundo piensa que bien poco podría hacer él solo. Sin embargo, algún pensador, del cual no recuerdo su nombre ahora, dijo que la revolución
comenzó cuando alguien dijo no.
Esta es la historia de una persona a la que quisieron tomar el pelo, como tantas veces, sólo que esta vez se atrevió a decir que no.
A lo mejor, en ese momento, no pudo calibrar lo que le vendría posteriormente, tanto en lo positivo como en lo negativo, pero ella dijo orgullosamente que no y nunca se arrepintió de ello.
Nuestra heroína de hoy es muy posible que ya la conozcáis casi todos. Se llamó Rosa Parks y sigue siendo muy apreciada en los USA.
Nació en 1913 en una pequeña localidad de Alabama (USA). Su familia era modesta, siendo su padre carpintero y su madre, maestra. Ambos eran descendientes de antiguos esclavos procedentes de África.
Cuando se divorciaron, la niña se fue a vivir con su madre en un barrio de las afueras de Montgomery, capital de su Estado natal.
Ella realizó allí sus estudios primarios, pero, al poco de empezar los secundarios, tuvo que dejarlos para cuidar de su madre y su abuela, que se hallaban enfermas.
Allí pudo comprobar el trato diferente que se le daba a la gente, según fueran blancos o negros. No estoy hablando de Sudáfrica, sino de ese país que presume tanto de ser tan democrático, los Estados Unidos de América.
Todavía estaban vigentes en algunos estados del sur de USA las llamadas Leyes Jim Crow, mediante las cuales se les hacía la vida imposible  a los negros que vivieran allí, aunque ya no existiera la esclavitud.
Realmente, su verdadero nombre era Rosa Louise McCauley, pero cambió su apellido por el de Parks, al contraer matrimonio con Raymond Parks. Como suelen hacer las esposas de ese país.
En 1950, nuestro personaje se afilió a un movimiento por los derechos civiles, llamado Asociación Nacional para el Avance de la Gente de Color y se empleó como secretaria de su comité local. Aparte de esa labor, se ganaba la vida como costurera en un taller.
El 01/12/1955, cuando regresaba a casa, tras una dura jornada laboral, cogió el autobús y se sentó en una zona donde se podían sentar los negros, si no los levantaban los blancos.
Lo normal es que los que no fueran blancos primero entraban por la puerta delantera del bus, para pagarle al conductor. Luego bajaban del mismo y entraban por la puerta trasera, para poder sentarse, porque los blancos se sentaban en los primeros asientos y los demás en los últimos.
Cuando ya llevaba un tiempo sentada, entró un joven blanco, que no tenía asiento. Parece ser que los demás negros, que había a su alrededor sí que se levantaron y le exigieron a ella que hiciera lo mismo. Incluso, el mismo conductor abandonó su puesto para exigirle también que se levantara, pero ella no lo hizo.
Lo curioso es que ella dijo en una entrevista para la BBC, que el chico blanco, ni siquiera le había pedido que se levantara. A lo mejor, es que daba por sentado que se iba a levantar.
No obstante, el conductor, que supongo que sería blanco, le dijo que la iba a denunciar si no se levantaba y ella le respondió muy tranquilamente, “puede hacerlo”.
Cuando la interrogó la Policía a la pregunta de por qué no se había levantado, ella contestó tranquilamente, “¿por qué todos Vds. están empujándonos por todas partes?”.
Ella dijo que ese día estaba “muy cansada y harta de ceder”, porque, “mientras más obedecíamos, peor nos trataban”.
Como el caso trascendió a escala internacional, pues, quizás, por eso, sólo pasó una noche en el calabozo y tuvo que pagar una multa de 14 dólares, por “alteración del orden público”.
El movimiento de Martin Luther King aprovechó este incidente para organizar una protesta contra el servicio de autobuses de Montgomery, que lo explotaba una empresa privada. Incluso, también dio lugar a que la gente afroamericana de Montgomery se uniera para fundar la Montgomery Improvement Association.
Durante más de un año, no viajó en ellos ni un solo negro. Con lo cual, la empresa estuvo a punto de quebrar, porque se trataba de la mayoría de su clientela habitual.
Cuando los periodistas les preguntaban cómo se encontraban, a alguno de aquellos que secundaban la protesta, contestaban “mis pies destrozados, pero mi alma, liberada”.
No hay que olvidar que, por ello, se estaban dando caminatas de varios kilómetros, para ir y volver de su trabajo.
Parece ser que sólo en esa ciudad, secundaron esa protesta nada menos que 30.000 ciudadanos no blancos.
También hubo muchos que se organizaron para viajar varios en un sólo coche. Una medida, por cierto, muy ecologista.
Evidentemente, la empresa de autobuses, tuvo que dar marcha atrás, so pena de arruinarse y dejó sin efecto las leyes segregacionistas en el interior de sus vehículos.
Incluso, en 1956, el movimiento de Luther King, consiguió que la Corte Suprema de USA declarara inconstitucional la segregación en el transporte, para la totalidad de los USA. Todo un éxito sin precedentes.
Como se convirtió en una persona famosa a nivel internacional y, seguramente, porque ya estaría harta de aguantar a los blancos de su ciudad, se mudó, junto con su esposo, al norte. Concretamente, a Detroit, en Michigan, donde trabajó como secretaria de un diputado de color del Partido Demócrata y allí trabajó hasta 1988.
En 1977, tras la muerte de su esposo fundó un centro para el desarrollo personal y formativo de cada individuo, llamado “Rosa and Raymond Parks Institute for Self-Development”.
Fue reconocida como la “Primera Dama de los Derechos Civiles”.
En cuanto a los premios recibidos, en 1979, su valentía fue reconocida con la medalla Spingarn, otorgada por el movimiento de Luther King, y al año siguiente recibió el premio que lleva el nombre del fundador de ese movimiento.
En 1983, fue incluida dentro del Salón de la Fama de Michigan, donde se rinde homenaje a varias mujeres que contribuyeron al progreso de la Humanidad.
En 1999, recibió nada menos que la Medalla de Oro del Congreso, que le entregó el presidente Clinton. Una de las mayores condecoraciones civiles que se dan en USA.
Incluso, en el año 2000, la ciudad de Montgomery, inauguró una biblioteca y un museo con su nombre y dedicada a elogiar su memoria.
Desgraciadamente, en 1994, cuando ella ya tenía 84 años, su casa fue asaltada por otro ciudadano de color a pesar de que ella le dijo quién era. Sólo le pudo robar 53 dólares, sin embargo, la golpeó y tuvo que ser ingresada en un hospital.
Parece ser que en sus últimos años, padeció la enfermedad de Alzheimer, algo muy común, hoy en día,  en las personas con una avanzada edad.
Murió en 2005 en la residencia donde permanecía ingresada desde hacía varios años.
Tras su muerte, su cadáver recibió honores de funeral de Estado, nada menos que en la famosa rotonda del Capitolio, un acto que se suele reservar para los presidentes de USA.
Incluso, en 2013, el presidente Obama, inauguró una estatua dedicada a Rosa Parks en el Salón Nacional de las Estatuas del Capitolio. Es preciso decir que no fue este presidente el que encargó esa estatua, sino su predecesor, George W. Bush junior.
El presidente Obama elogió su labor y la de otras personas de su movimiento, diciendo, por ellos, “hoy yo estoy aquí, gracias a ellos nuestros hijos crecen en un país más libre y más justo”.
Al mismo tiempo, comentó que el mejor homenaje que se le podía hacer a este personaje es “llevar adelante el poder de sus principios y de su coraje, nacidos de su propia convicción”.
Incluso, Obama, añadió que la figura de Parks “nos dice que siempre hay algo que podemos hacer. Todos tenemos responsabilidades con nosotros mismos y con los demás”.
También la labor del líder y fundador de ese movimiento, Martin Luther King, fue reconocida por la comunidad internacional, tras otorgarle, en 1964, el Premio Nobel de la Paz.
En fin, espero que os haya gustado esta historia, donde se puede ver que, a veces, haciendo un único gesto pueden cambiar muchas cosas en muy poco tiempo. Así que nunca hay que perder la esperanza.

Aprovecho para desearos un

¡¡MUY FELIZ Y PRÓSPERO AÑO 2016!!

jueves, 24 de diciembre de 2015

ARMIN FABER, UN HOMBRE DESPISTADO



A pesar de que las guerras son terribles, si se busca un poco más a fondo, a veces, se pueden encontrar cosas más o menos graciosas. Esta que voy a contar es una de ellas. A ver si así consigo levantarle el ánimo a más de uno, porque, aunque estemos en Navidad, veo a la gente muy decaída.
Corría el año 1942. Una buena parte de Francia continuaba ocupada por las tropas alemanas, cuyas fuerzas aéreas se enfrentaban diariamente, desde sus bases en el país galo, con los pilotos de la RAF.
A mediados de ese año, les había llegado un nuevo aparato a las unidades alemanas de caza. Se trataba del Focke-Wulf 190, un modelo mucho más avanzado que los de los británicos y, por ello, estaban sufriendo continuas derrotas en los combates aéreos.
Incluso, al Alto Mando británico, se le llegó a pasar por la cabeza la idea de hacer una operación de comando, a fin de hacerse con uno de ellos, en una de sus bases francesas, y llevarlo hasta el Reino Unido, a fin de estudiarlo a fondo.
Algunos autores dicen que sí existió ese plan y que le habían encargado esa misión al capitán Phillip Pinckney del cuerpo de operaciones especiales, el cual iba a llevar entre sus hombres al piloto Jeffrey Quill, a fin de volar con ese avión rumbo al Reino Unido.
Nuestro personaje de hoy se llamaba Armin Faber y, por aquella época, era un teniente de la Luftwaffe, la fuerza aérea alemana.
Estaba destinado en una unidad de caza que se hizo muy famosa durante la II GM, la Jagdgeschwader 2 (JG2), que se formó en honor del famoso Barón Rojo (von Richthofen), un gran as de la I GM.
Evidentemente, esta unidad había participado en la conocida como Batalla de Inglaterra, aunque lo hizo solamente de una manera defensiva, pues los cazas no bombardeaban ni combatían sobre territorio británico, dada su escasa autonomía de vuelo.
No obstante, participaron en muchos combates contra los aparatos de los aliados y lograron salir victoriosos en muchos de ellos, gracias a la calidad de sus pilotos y de sus aparatos.
Nuestro personaje, que ya era un joven veterano de guerra, estaba destinado en la base de Morlaix, una localidad costera de la Bretaña francesa.
Como tenía muchos deseos de conocer las características del nuevo aparato, que aún no había llegado a su escuadrón, le permitieron volar en una misión con el VII Grupo de Caza, que ya lo estaba utilizando.
El 23 de junio de ese año, una vez en vuelo, su grupo de aviones de caza, al mando del as de la aviación, Egon Mayer, se encontró con otro grupo de aviones aliados, formado por 6 bombarderos Boston, que venían de bombardear Alemania, escoltados por 3 escuadrones de la RAF. Esos 3 escuadrones estaban formados por aviones de caza, pilotados por aviadores checos.
A nuestro personaje se le vino encima uno de esos famosos Spitfire británicos. Tuvo que hacer varias maniobras en el aire, pero, al final, lo derribó.
Parece ser que el piloto checo consiguió saltar sobre territorio británico y sólo sufrió heridas leves. Incluso, el propio Faber voló varias veces alrededor del paracaídas del piloto checo y le saludó desde su avión.
Lógicamente, Armin, debía de estar muy contento y deseando contar a sus compañeros su experiencia con el nuevo modelo, que acababa de pilotar y con el que había conseguido ese derribo.
Precisamente, antes de despegar, su jefe, le había dado una copia de la orden enviada por el mariscal del Aire, Goering, donde les ordenaba a todos los pilotos no cruzar el Canal de la Mancha con ese nuevo modelo, para que no cayera en manos del enemigo.
Puede ser que, después de dar muchas vueltas hasta derribar al avión británico, se despistara y no supiera exactamente dónde estaba.
Lo cierto es que decidió volar hacia el norte, para regresar a su base, que, realmente, se encontraba al sur de su posición. Parece ser que confundió el Canal de Bristol con el Canal de la Mancha o Canal Inglés, como le llaman los británicos.
Confundiendo el territorio británico con el francés, fue a aterrizar en la primera base que se encontró. Lo malo es que, muy a su pesar, no era una base alemana, sino la británica de Pembrey, que se hallaba al sur de Gales.
Los observadores británicos se quedaron boquiabiertos, cuando el piloto alemán, incluso, se permitió mover las alas, en señal de victoria, y luego aterrizar como si tal cosa.
Uno de los militares británicos, que estaba contemplando este espectáculo, el sargento Jeffreys, no se lo pensó mucho y, cuando el aparato se paró, saltó sobre él y encañonó con su pistola al piloto alemán, que se quedó estupefacto.
Posteriormente, se le hizo prisionero de guerra y el capitán David Atcherley le trasladó a su base de Fairwood Common, para interrogarle.
Sin embargo, su avión siguió otro camino. Como ese modelo era muy apreciado por los británicos, se le desmontó en parte a fin de trasladarlo en un camión a la base de Farnborough, donde se probaban los nuevos modelos.
Se le pintó de otro color y se le colocaron los indicativos británicos, para que, en una de esas pruebas, no fuera derribado por los aviones aliados.
Allí, los aliados, pudieron comprobar las cualidades de este modelo y encontrar los puntos fuertes y débiles del mismo.
Al cabo de unos días, se le volvió a trasladar. Esta vez, su destino era la Unidad de Desarrollo de Combate en el Aire, sita en Duxford, muy cerca de Cambridge.
Allí pudieron realizar simulaciones de combate entre este aparato y el nuevo modelo de Spitfire, a fin de poder mejorarlo y conseguir derrotar en el aire a los pilotos alemanes.
Se le hicieron innumerables pruebas hasta que, ya en septiembre de 1943, le pusieron fuera de servicio y lo desguazaron.
Mientras tanto, nuestro personaje se hallaba prisionero en tierras canadienses. Esta era una táctica muy usada tanto por los aliados como por el Eje. Había que encerrar a los pilotos que cayeran prisioneros en sitios muy alejados de su país, para que les fuera casi imposible regresar. Ya que, durante la II GM, se fabricaron ingentes cantidades de aviones, pero siempre hubo mucha escasez de pilotos. Aparte de que se tarda mucho menos en fabricar un avión, que en formar a un piloto de combate.
Allí permaneció bastante tiempo, Faber, hasta que, tras engañar a sus vigilantes, diciendo que padecía crisis de epilepsia, logró que lo dejaran en libertad y consiguió volver a su país, donde siguió volando hasta el final de la guerra.
En la actualidad, una parte de ese FW-190 se halla expuesto en el museo Shoreham, situado en el condado de Kent, en el Reino Unido, y especializado en temas aeronáuticos.
Desde agosto de 1991, también se pueden ver allí algunos restos del aparato derribado por Faber y que estaba pilotado por el militar checo.
A finales de septiembre del mismo año, el propio Armin Faber realizó una visita a este museo y les donó su daga de oficial y su insignia de piloto, para ser expuestos junto a los restos de su aeronave.
Espero que os haya gustado esta divertida historia y de paso os deseo a todos

¡¡UNA FELIZ NAVIDAD 2015!!





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martes, 22 de diciembre de 2015

EL DESCONOCIDO INCIDENTE MECHELEN



A veces ocurren cosas inesperadas, que podrían haber cambiado la Historia del Mundo. Siempre se ha dicho que no hay planes perfectos, porque pueden fallar en cualquier momento.
Eso fue lo que le ocurrió al estado Mayor alemán, pocos días antes de la invasión de Francia, durante la II Guerra Mundial. Lo tenían todo muy bien planeado, pero les falló el llamado “factor humano”.
Confieso que, hasta hace pocos días, yo también desconocía este incidente y
la verdad es que es de risa, porque entre el accidente de unos y la incompetencia de otros, lo cierto es que se les escapó una “buena carta” de las manos a los aliados.
Empezaremos por el principio. El mayor Erich Hoenmanns, perteneciente a la Luftwaffe, la fuerza aérea alemana, estaba destinado en la base aérea de Loddenheide, cerca de Münster, al oeste de Alemania. Parece ser que allí conoció a otro oficial, el capitán Helmuth Reinberger, destinado en una unidad de paracaidistas, concretamente, en la sección de Logística.
Este último tenía que ir a Colonia, para una reunión a fin de dar los últimos retoques a los planes de la muy próxima invasión de Francia, por el Ejército alemán.
El piloto no debería de tener muchas horas de vuelo, porque era un oficial perteneciente a la reserva. Por ello, se ofreció para llevarlo hasta Colonia, con el fin de sumar horas y, de paso, ver a su familia, que vivía allí.
Así que, el 10/01/1940, se subieron los dos oficiales a un avión, concretamente, un Messerschmitt Bf108, para volar hacia Colonia.
Como, por entonces, no estaba todavía muy desarrollada la Meteorología, pues nadie les pudo avisar de que se iban a meter en una zona con una niebla muy espesa.
Así que el piloto se despistó y viró hacia el oeste, con la esperanza de desviarse de ese banco de niebla. Evidentemente, al hacer esta maniobra en una zona fronteriza con Bélgica y Holanda, ocurrió lo peor, que se puso a sobrevolar esos dos países.
Posteriormente, no se sabe si por un error, por falta de experiencia o por un fallo mecánico, lo cierto es que el motor se paró y el piloto tuvo que realizar un aterrizaje de emergencia en un claro del bosque.
A las 11.30, el aparato tomó tierra, pero quedó muy dañado, porque sus alas se habían desprendido al golpearse con los troncos de los árboles y el motor se destrozó al impactar contra el suelo.
Afortunadamente, la cosa quedó en el susto, porque ellos salieron totalmente ilesos de ese trance.
Posteriormente, la cosa se complicó, cuando, tras encontrarse con un campesino de la zona, se dieron cuenta de que estaban en Bélgica. En principio, no había nada que temer de un país que se había declarado neutral.
Sin embargo, a Reinberger casi le dio un ataque. Salió corriendo hacia el avión siniestrado y sacó inmediatamente el maletín amarillo que portaba en el viaje.
A gritos, le comunicó a Hoenmanns, que en el maletín se hallaban documentos altamente secretos, algo que el piloto desconocía hasta ese momento.
Así que, mientras Reinberger intentaba quemar esos documentos tras unos matorrales, el piloto entretuvo al campesino.
Ese día les falló todo, porque su encendedor tampoco funcionó y le tuvo que pedir el suyo al campesino belga.
Estando en eso, se acercaron un par de guardias belgas de fronteras y pudieron retirar los documentos del fuego, antes de que se quemaran del todo. Reinberger trató de huir, pero fue detenido por los belgas.
Los detenidos fueron trasladados a un puesto fronterizo, donde les interrogó un capitán. Hoenmanns intentó distraer la atención de los guardianes, pidiendo ir al baño. Mientras tanto, Reinberger se lanzó a meter los documentos en una estufa, para intentar que se quemaran.
El problema fue que, al levantar la tapa de la estufa, el alemán se quemó la mano y chilló. Eso hizo que el capitán belga se lanzara sobre él, sacando los papeles de la estufa y quemándose también la mano.
Reinberger estaba totalmente desesperado y no se le ocurrió otra cosa que intentar quitarle la pistola al oficial belga, para suicidarse. Éste se dio cuenta a tiempo y lo derribó de un golpe. El alemán se puso a llorar, diciendo que quería un arma para acabar con su vida. Los demás lo consolaron y consiguieron que dejara de hacerlo. Posteriormente,
unos miembros de los servicios secretos belgas se presentaron en el puesto fronterizo y se llevaron los documentos.
Posiblemente, al día siguiente llegaron las noticias de este accidente a Berlín. Allí, Hitler, sospechando que el oficial de paracaidistas llevaría consigo los planes de invasión, se puso hecho una fiera, como de costumbre, e, incluso, ordenó el cese del general de la unidad a la que pertenecía el piloto.
Para no levantar mucho la liebre, les encargaron a los agregados militares alemanes en las embajadas en Bélgica y Holanda que sondearan a ver qué documentos llevaba ese oficial y en qué estado habían quedado.
Los belgas intentaron con sus prisioneros la vía del engaño. Les dijeron que los documentos habían quedado ilegibles. También les exigieron que les dijeran inmediatamente qué contenían esos documentos, como si no los hubieran podido leer.
Como acto de buena voluntad y, supongo, también porque tanto los belgas como los holandeses, querían seguir siendo neutrales ante los alemanes, les dejaron a ambos reunirse con los agregados militares alemanes en esos países. Por supuesto, la conversación fue grabada, secretamente, por los belgas.
No obstante, el general Jodl, ayudante de Hitler, no se fiaba mucho de ellos y le dijo a Hitler que “la situación es catastrófica”, porque la invasión estaba prevista para la próxima semana.
A pesar de ello, al día siguiente recibió el informe de los agregados militares y su lectura le tranquilizó un poco.
Aunque buena parte de los documentos se habían quemado, todavía se podían ver en ellos las intenciones de los alemanes, aunque no se indicaba la fecha exacta del ataque.
Los servicios secretos belgas llegaron a la conclusión de que la documentación era verídica, porque coincidía con algunas informaciones que ya poseían ellos sobre el ataque alemán.
Por tanto, el mismo rey, Leopoldo III de Bélgica, llamó a su ministro de Defensa, al general británico Gort y al general Gamelin, jefe del Ejército francés. También   le dio una copia resumen de los documentos al oficial francés de enlace, aunque no le comentó de dónde habían sacado esa información.

También avisó este monarca a sus colegas, la reina Juliana de Holanda y la gran duquesa Carlota de Luxemburgo, en forma de mensajes cifrados.
El 12/01 hubo una importante reunión en la sede del Estado mayor francés. Allí estuvieron discutiendo este tema los altos cargos del Ejército francés y el jefe de la Inteligencia. Este último se mostró escéptico sobre el asunto.
No obstante, a Gamelin le pareció bien que los belgas se inquietaran, pues seguía con la idea de atravesar Bélgica para, desde allí, atacar Alemania. El problema era que los belgas no le dejaban  atravesar su frontera y, probablemente, este asunto les haría cambiar de idea.
Una vez que ya todos conocían lo que estaban tramando  los alemanes, ahora la cuestión era saber si éstos se iban a tomar un tiempo para cambiar esos planes o, por el contrario, iban a atacarles inmediatamente, para que a ellos no les diera tiempo de tomar las medidas oportunas.
En Bélgica no se fiaban de nada. Sin embargo, el jefe del Estado Mayor, por si acaso, llamó a sus puestos a 80.000 reservistas, por si los alemanes atacaban de improviso.
Esta decisión y la de abrir sus fronteras a las tropas francesas, en caso de ataque alemán, las había tomado sin consultar al rey. Así que tuvo que dimitir de su puesto.
El jefe del Estado Mayor holandés ordenó que se cancelaran todos los permisos a los soldados y que se cerraran y minaran todos los puentes estratégicos.
No obstante, las autoridades belgas seguían siendo reticentes a la entrada de tropas aliadas en su territorio y continuaron con las barreras cerradas.
La razón estaba en que su rey era un ferviente defensor de la neutralidad de su país y confiaba en resolver el problema entre franceses y alemanes por la vía diplomática.
Mientras tanto, debido a las intensas nevadas, que estaba sufriendo esa zona, los alemanes pospusieron su ataque, sin concretar una nueva fecha.
Al final, los alemanes, se decidieron por invadir Francia el 10/05/1940, con un plan diferente al que figuraba en esos documentos, a fin de continuar con la ventaja de la sorpresa.
Incluso, hasta el ministro belga de Asuntos Exteriores, se permitió decirle a su colega alemán que ya conocían sus planes y éste le respondió que esos ya eran antiguos.
Como ya mencioné en mi anterior artículo, el plan definitivo de ataque, le fue encargado, por orden de Hitler, al general von Manstein. Era una especie de variación sobre el plan original. Como el enemigo les estaba esperando en la frontera franco-belga cercana a la costa, estaba muy claro que había que entrar por las Ardenas hacia la zona de Sedán, donde había muy pocos efectivos aliados.
El plan defensivo de los aliados fracasó, porque los alemanes se enteraron de que esos documentos habían caído en poder del enemigo.
Si no se hubieran enterado los alemanes, a los aliados les habría dado tenido tiempo de mover sus unidades para neutralizar el plan original. Así que los alemanes se aprovecharon de ello para desplazar sus unidades a otro punto, donde sabían que no iban a encontrar mucha resistencia. Es como si, en un principio,  los alemanes hubieran intentado engañar a los aliados.
De hecho, los alemanes, atacaron en el centro de Bélgica y de Holanda y los aliados penetraron en Bélgica para defenderla. Pero no esperaban verse envueltos por otras unidades alemanes que habían penetrado a través de las Ardenas y que, al girar hacia el NW, les rodearon, lanzándolos hacia la costa.
Gamelin fue muy criticado por no haber modificado sus planes de guerra. Lo cierto es que él siempre creyó que el Estado Mayor alemán era demasiado conservador como para cambiar tan radicalmente de planes y, aún más, para crear la guerra relámpago.
Los dos militares alemanes fueron juzgados en rebeldía en su país y condenados a muerte, pero no pudieron ejecutar las sentencias, porque los aliados enseguida les evacuaron. Primero, los llevaron al Reino Unido y luego los enviaron a Canadá.
Sin embargo, la esposa de Hoenmanns, no pudo sobrevivir a los crueles interrogatorios de la Gestapo. Sus dos hijos también murieron durante el transcurso de la guerra.
No he conseguido saber realmente cuál fue el destino de estos dos prisioneros alemanes. Parece ser que Hoenmanns se puso muy enfermo, durante su estancia en Canadá y unos años después fueron intercambiados por otros prisioneros aliados en poder de los alemanes.