ESCRIBANO MONACAL

ESCRIBANO MONACAL
UNA GRAN OBRA MAESTRA REALIZADA EN MARFIL

lunes, 30 de marzo de 2015

JOSEPHINE BAKER, BAILARINA Y ESPÍA



Cuando yo era un crío, recuerdo a esta mujer como una cantante ya mayor, que solía salir en muchas revistas,  y que siempre iba rodeada de un montón de niños, los cuales había adoptado por todo el mundo. La verdad es que siempre me pareció un personaje muy curioso.
Recientemente, me he encontrado con la sorpresa de que también fue una agente que trabajó durante la II GM para la Inteligencia aliada y eso es lo que voy a contar ahora.
Aunque mucha gente, como yo, había pensado que era francesa, porque vivió allí durante muchos años, realmente nació en USA. Concretamente, un día de 1906, en Saint Louis, Missouri.
Desgraciadamente, era hija de unos músicos callejeros y parte de su infancia la pasó recorriendo esas calles de la mano de sus padres y con grandes problemas de salud y alimentación.
Con 8 años, la llevaron a trabajar para una familia blanca. Allí la trataron muy mal, recibiendo muchos castigos físicos. Así que se fue de la casa y malvivió durante un tiempo por las calles.
A los 15 años, unos miembros de un coro local la vieron actuar en la calle y la ficharon para su agrupación. Así empezó a tener éxito y a vivir un poco mejor.
Luego, se fue a Nueva York, donde actuó en algunas revistas de Broadway, en las cuales bailaba y cantaba. En un principio, la colocaron al final de todos y luego fue haciéndose cada vez un poco más famosa.
En 1925, se fue a actuar a París y allí le echó mucho valor, bailando casi desnuda por lo que tuvo un éxito arrollador.
Después de una gira europea, regresó a París, actuando ya en el famoso Folies Bergère, con su famosa “Danza salvaje”.
También tuvo su éxito una mayor repercusión internacional, porque coincidió con la Exposición de Artes Decorativas de París y había allí gente de todos los países.
Además, solía llevarse al escenario a un guepardo, el cual, de vez en cuando, se metía en el foso, asustando a los músicos que tocaban allí y eso le hacía mucha gracia al público.
Incluso, llegó a actuar en varias películas y también fue muy admirada por varios escritores, que alabaron sus actuaciones.
Como nadie es profeta en su tierra y, como además, era de raza negra,  a su regreso a USA no fue tan bien recibida como en Europa.
En 1937, tras casarse con un ciudadano francés, renunció a su nacionalidad USA y ya sólo fue francesa. En total, se casó 4 veces.
Al iniciarse la II GM fue fichada por la Inteligencia francesa. Su misió  asistiendo a todo tipo de fiestas, galas y banquetes y procurar enterarse de todo lo posible, para contárselo a sus jefes. Nadie sospechó nunca de ella.
n era continuar haciendo su vida habitual,
Con la llegada de los alemanes a Francia, se trasladó por primera vez al Château des Milandes, una especie de castillo que había alquilado en el campo, donde se reunió con muchos franceses que querían unirse a la Francia Libre.
Como ella era una artista muy conocida, que se movía mucho por el mundo, a partir de entonces, su misión fue trasladar mensajes entre la Resistencia y los Aliados, los cuales iban escritos con tinta invisible en sus partituras.
A finales de 1941 se trasladó al norte de África, donde contactó con las tropas aliadas y las de la Francia Libre, para las que actuó en muchas ocasiones.
También hizo algunas giras por España, llevando los mensajes metidos dentro de su ropa interior, por si acaso la registraban.
En la posguerra, el mismo De Gaulle, le impuso la Cruz de Guerra y el Rosetón de la Resistencia, por sus méritos durante el período bélico.
En los años 50 regresó a USA. Esta vez tuvo mucho más éxito, siendo, además, elegida la mujer del año por el barrio de Harlem.
Esta vez, como tuvo el “atrevimiento” de meterse con uno de esos monstruos sagrados del periodismo americano, un tal Walter Winchel, acusándole de no denunciar la política racista de ciertas instituciones de Nueva York, éste la acusó de comunista, que es lo que se llevaba por entonces,  y eso le costó la cancelación de su contrato y su salida del país, sin poder regresar durante varios años. No olvidemos que ya era una extranjera al renunciar a su ciudadanía USA.
Por lo visto, a este famoso periodista le encantaba acusar a sus enemigos de comunistas u homosexuales, para quitárselos del medio. Amparándose en la moda de ese momento y en su gran fama como comunicador. Amenazaba a sus víctimas con frases como “nada se aleja tan rápidamente como el éxito” o “por lo general, la gente que me cuenta las cosas ya habían prometido a otra que las mantendrían en secreto”.
En los años 60 siguió realizando giras por varios países, incluso por Cuba y por la antigua Yugoslavia.
Siempre fue una gran activista en pro de la ampliación de los Derechos Civiles a todas las razas. Incluso, se negó en varias ocasiones a actuar sólo para blancos. Se dice que, por ello, fue amenazada en varias ocasiones por el tristemente famoso Ku Klux Klan.
En 1956 se hizo muy amiga de la princesa Gracia de Mónaco. Parece ser que una noche no quisieron atenderla, en un restaurante de Manhattan, ni a ella ni a su marido, a causa del color de su piel. Ella montó un buen jaleo y la princesa, que estaba allí con su marido, se interesó por el hecho, yéndose ambas parejas del reciento y jurando no volver más por allí.
Supongo que ese incidente le costaría una publicidad bastante negativa tanto al restaurante como a sus administradores, porque los príncipes de Mónaco iban a todas partes acompañados por un montón de periodistas, con sus cámaras correspondientes.
Trabajó tanto a favor de los Derechos Humanos que la organización USA NAACP la propuso para el Premio Nobel de la Paz. No obstante, el año 50 ganó este premio otro ciudadano USA de raza negra, Ralph Bunche. El primer premiado que no era blanco.
En 1963, acompañó a Martin Luther King en su famoso
discurso en Washington, donde ella también pronunció unas palabras.
Tras el asesinato de este famoso líder, se le propuso ocupar la presidencia de ese movimiento, pero no aceptó por no dejar solos a los chicos que iba adoptando en cada país.
Una de las razones por las que adoptó tantos niños fue para demostrar que la gente de diferentes etnias puede llevarse muy bien y organizaba visitas a su castillo para que los vieran.
El problema es que los años no pasan en balde y el vivir en un castillo le ocasionaba muchos gastos. Eso unido a que cada vez tenía menos actuaciones, le hizo caer en la quiebra.
En cuanto se enteró su amiga, la princesa de Mónaco, la ayudó cediéndole una casa en el Principado de Mónaco.
En los años 70 realizó ya sus últimas actuaciones. Como se había corrido la voz de que estaba arruinada, la afluencia de público fue enorme, teniendo que colocar sillas plegables
 en las salas.
En 1975, tras una de esas actuaciones, fue encontrada en su cama en estado de coma. Fue llevada a un hospital de París, pero, desgraciadamente, murió a causa de una hemorragia cerebral.
Francia le agradeció su actuación durante la II GM con un funeral con honores militares de alto rango, con cañonazos y todo, siendo, más tarde,  enterrada en un cementerio de Mónaco.
Actualmente, en el castillo donde vivió ella junto a sus 12 hijos, existe un museo, donde se pueden contemplar los trajes de sus actuaciones, junto con muchas fotos y las condecoraciones que le fueron otorgadas durante toda su vida
.

sábado, 21 de marzo de 2015

MARGARITA RUIZ DE LIHORY, LLAMADA LA MATA-HARI ESPAÑOLA



Esta vez traigo al blog a un personaje con el que me he topado de forma involuntaria y que me ha parecido muy interesante.
La verdad es que no hay muchos datos concretos sobre la misma, pero, al menos, intentaré mencionar los que parecen estar más claros.
Nació en el seno de una familia noble, por lo que me ha parecido muy raro que no se pongan de acuerdo sobre el año de su nacimiento. Parece ser que la mayoría dicen que nació en 1888.
Su padre fue José María Ruiz de Lihory y de Pardines, barón de Alcahalí y de Mosquera, que llegó a ser gobernador civil de Baleares, concejal en el Ayuntamiento de Valencia y diputado en las Cortes, en 1904.
Su madre fue Soledad Resino y de la Bastida, VIII condesa de Val del Águila y VI Marquesa de Villasante.
En algunos artículos se cita a nuestro personaje como marquesa de Villasante, pero yo creo que este título y los demás, los heredó su hermana mayor, Soledad, ya que ella era la segunda.
Casó con sólo 17 años con Ricardo Shelly, un valenciano de una familia muy conocida allí y que trabajaba en una compañía de seguros.
Durante este matrimonio, a Margarita aparte de tener 4 hijos, le dio tiempo a licenciarse en  Derecho en sólo 2 años y también estudió 2 cursos de Medicina y algo de idiomas. También conducía ya su coche, cuando ninguna mujer aún lo hacía.
Margarita se hizo muy feminista, lo cual no casaba con las costumbres del momento. Así que, unos años después, según parece, a causa de las infidelidades de su esposo, decidieron divorciarse.
De esa manera, tras dejar sus hijos a su madre, recobró su libertad
y, gracias a sus contactos, consiguió una credencial como periodista, marchándose nada menos que al norte de África, para ser la primera corresponsal femenina de un diario español. En este caso, se trataba de “La correspondencia de España”. Más tarde, también lo sería de otros periódicos de Madrid.
Así que de esa manera fue, en todo el mundo,  la primera corresponsal de prensa en otro país y además, en una situación como la Guerra de África.
Fue reclutada por el famoso general Primo de Rivera, el padre de José Antonio,  para espiar en la zona. Parece ser que se habían conocido antes, cuando el militar había sido capitán general de Valencia.
Incluso, se disfrazó de moro, en varias ocasiones, para hacer llegar mensajes del Gobierno español al sultán de Marruecos.
Además, se hizo muy amiga del cabecilla rebelde Abd-el-Krim, para el que también espió, aunque sólo en el Marruecos controlado por Francia.
En esa época, hizo buenas amistades con algunas personas que luego pasaron a primer plano. Como fue el caso del futuro general Franco. Decían que era de las pocas personas a quien él admitía que le tutearan, porque, en una ocasión, ella le advirtió  que los moros le habían preparado una emboscada.
Dicen que también brilló en el arte de la pintura. Quizás, por eso, al acabar la guerra, se embarcó hacia América, donde  retrató a los presidentes de Cuba, México y USA.
Tras la muerte de su madre, tuvo que regresar a España, donde se quedó ya definitivamente a vivir con sus hijos.
Fue amiga del famoso escritor Vicente Blasco Ibáñez, quien la introdujo en el novedoso mundo del cine, lo que le llevó a ser productora de algunas películas. También lo fue del pintor Sorolla y hasta del famosísimo fabricante Henry Ford.
Como siempre fue una mujer muy seductora, se le suponen muchos amoríos con personajes de su época.
Dicen que, tras su vuelta a nuestro país, siguió haciendo algunas labores de espionaje por encargo de Primo de Rivera. Algunos afirman que hasta  llegó a espiar al ilustre escritor Unamuno.
A finales de los años 30, conoció a un abogado llamado José María Bassols, el cual tenía uno de los bufetes más conocidos de Barcelona. Se enamoraron, y, tras divorciarse él de su esposa, se casaron.
Luchó denodadamente a favor de la causa de la mujer y de la infancia, durante el período de la II República.

También daba conferencias. En una de ellas dijo que “la mujer debe de buscar su placer y no el del hombre. Debe de buscar su realización en la vida activa y no solo en el matrimonio. Debe participar en la política, en el trabajo, en la lucha…”.
En esa ciudad pasaron la Guerra Civil y, según comentan algunos, como ya tenía experiencia en el mundo del espionaje, participó en ese conflicto dentro de la famosa Quinta Columna, aunque fuera en Barcelona.
Parece ser que siempre tuvo mucha afición por el esoterismo y la magia  negra, teniendo sus casas decoradas con objetos propios de esos ritos.
Incluso, se comenta que en una casa que tuvo en Albacete, llegó a recoger a dos antiguos médicos nazis, que huían de los aliados, los cuales siguieron practicando experimentos en el sótano de su casa.
En 1954 saltó un escándalo, pues uno de sus hijos presentó una denuncia contra ella. Resulta que en la misma afirmaba que su madre, que, por entonces, ya con 67 años, residía en la calle Princesa, 72 de Madrid, tenía la costumbre de tener muchos animales domésticos en casa y, cuando morían, los diseccionaba.
El problema es que la criada les había dicho a los hijos que sospechaba que hubiera hecho lo mismo con su difunta hija, que había fallecido unos días antes, aquejada de una enfermedad no aclarada, aunque probablemente fuera leucemia.
Tras una orden judicial, se buscó por toda la casa, encontrándose unos ojos humanos, una lengua y una mano de mujer, dentro de una lechera de plástico y latón y flotando en alcohol.
Lógicamente, el juez, Aguado González, ordenó, posteriormente, la exhumación del cadáver y se comprobó que todos los restos procedían de la difunta. Incluso, la había depilado el vello púbico, siguiendo la costumbre propia de los musulmanes.
Aunque algunos afirman que no fue ella la que realizó las amputaciones, sino aquellos extraños médicos nazis,  nuestro personaje y su marido fueron ingresados inmediatamente en el Hospital Psiquiátrico de la cárcel de Carabanchel.
De hecho, tras este suceso, nunca más se volvió a ver por nuestro país, a esos dos médicos nazis. Incluso, se afirma que la propia CIA estuvo investigando sobre la estancia de estos nazis en España.
Alguien comentó que nuestro personaje pretendió con esas partes del cuerpo de la difunta, realizar una ceremonia ritual para hacer resucitar a su hija.
Dicen que su marido estuvo allí encerrado poco tiempo, pero que ella recuperó la libertad de inmediato, gracias a una oportuna llamada procedente del Palacio del Pardo.
En el juicio, por la profanación del cadáver de su hija, el cual se prolongó durante más de 10 años, se alegaron motivos muy pintorescos. Uno de ellos fue que, si Franco conservaba en su poder el brazo incorrupto de Santa Teresa, no tendría por qué ser un problema que ella conservara algunos órganos de su difunta hija, porque, para ella, era una santa.
Evidentemente, el juicio acabó con unas penas totalmente  ridículas. No se podía esperar otra cosa en un caso como éste, con gente con amistades en las más altas esferas del país.
Todo terminó con sendas multas para ambos de 5.000 Ptas., actualmente, unos 30€, y una pequeña condena de 3 meses de arresto, que no cumplieron, claro está.
Al final, un triste día de 1968,  murió en su casa de Albacete, sola y arruinada, y, según dicen, habiendo malvendido todas sus propiedades para poder subsistir.

jueves, 19 de marzo de 2015

ESTANISLAO FIGUERAS, UN POLÍTICO QUE SE DIO A LA FUGA



Esta vez voy a hablar de un político un poco extraño. En una época, como esta, donde los políticos están tan pegados a sus respectivas poltronas, que no hay manera de echarlos, ni con aguarrás, creo que sería interesante conocer la historia de uno que se fue él solito al exilio, sin que lo echara nadie.
Nuestro personaje de hoy, Estanislao Figueras i Moragas,  nació en Barcelona un día del mes de noviembre de 1819.
Estudió Derecho, licenciándose en 1840. En esa misma fecha se inició en la política, a la vez que abrió un bufete de abogados en Tarragona, que luego trasladaría a  Madrid.
Se hizo muy famoso por su dominio de la oratoria. Empezó siendo miembro del Partido Progresista, pasando luego a ser uno de los fundadores del Partido Demócrata.
Tuvo un papel importante en la conspiración que dio lugar a la revolución de 1848, siendo elegido en 1851 diputado a Cortes por Tarragona, pero ya dentro del sector republicano. De hecho, en 1854, formó parte de la Junta Revolucionaria de Barcelona.
Repitió su acta de diputado a Cortes en los años 1855, 1862 y 1865. Teniendo las primeras citadas el carácter de Cortes constituyentes. O sea, unas Cortes, cuyo único objetivo es redactar y aprobar una nueva Constitución.
En 1867 no tuvo más remedio que marcharse al exilio, para evitar ser capturado por
los secuaces del Gobierno de Narváez.
Al año siguiente, volvió a España para tomar parte en la famosa revolución de 1868, conocida como la Gloriosa,  a cuya cabeza estaban los generales Prim y Serrano y el almirante Topete.
Formó parte de la redacción del periódico republicano federal “La Igualdad”. Todavía los republicanos formaban una minoría.
Es curioso, porque la mayoría de los miembros del Gobierno, surgido tras la revolución del 68, se consideraban monárquicos, pero querían simplemente cambiar una dinastía por otra, que fue lo que intentó Prim, al conseguir que las Cortes eligieran  a Amadeo de Saboya.
Nuestro personaje, con su gran oratoria, consiguió que en unas Cortes tan monárquicas como esas, se debatiera si convendría poner en España otra monarquía o una república. Lógicamente, la gran mayoría monárquica, se decidió por lo primero y aprobó el nombramiento del nuevo rey venido de Italia. Sin embargo, él permaneció en su escaño. Toda una lección de democracia.
Con la abdicación del rey Amadeo I, el 11/02/1873, no quedó otra que proclamar la I República Española.
Figueras fue elegido por esas mismas Cortes como nuevo presidente del Poder Ejecutivo, lo que ahora se llama Presidente del Gobierno. En muchos manuales de Historia se cita mal su cargo, pues se le llama a él y a sus sucesores, como presidentes de la I República. Esto es incorrecto, pues se comprometieron a que no hubiera ningún presidente de la República hasta que se promulgase la Constitución de la misma, algo que nunca llegó a suceder.
La I República heredó los mismos problemas que tuvo el rey Amadeo I, o sea, la guerra de Cuba, la guerra contra los carlistas y la oposición de los fieles a los Borbones.
Aunque, en un principio, parezca que fueran 3 asuntos distintos, existe entre ellos un nexo muy claro. Por una de esas casualidades de la vida, el hermano del político Cánovas, jefe del partido Borbónico, era el presidente del Banco de la Habana. No hay que olvidar que la principal ayuda a los carlistas les venía de Cuba.
Así que no fue una mera casualidad que, cuando volvió Alfonso XII, se acabara la guerra carlista y se tranquilizara bastante la situación en Cuba.
Tampoco se improvisaron las guerras. Fue una maniobra muy bien meditada. Una de las consignas principales de los republicanos era “abajo las quintas”. Se referían a los reclutamientos masivos de los jóvenes para hacer el servicio militar. Si había guerra, no podrían
suspender las quintas.
Otra de las peticiones populares era el reparto de las fincas. Sobre todo, las que se habían quedado los ricos, tras las desamortizaciones y que, en muchas ocasiones, habían sido de propiedad comunal. Tampoco se pudo realizar por falta de dinero, ya que el Estado afrontaba una grave crisis económica, dentro de la famosa crisis europea de 1870.
El 24/02/1873 se formó el primer gabinete, bajo la presidencia de Figueras, teniendo 3 ministros republicanos y 5 radicales.
Más adelante, tuvieron que luchar contra todo tipo de presiones. Unas veces venían de los intentos de derrocamientos por parte del grupo de Cristino Martos o de los Borbónicos, capitaneados por Cánovas.
También abundaron las revueltas en diversas provincias y se constituyeron los famosos cantones. Realmente, los organizaron algunos grupos que habían apoyado la llegada de la I República, pero que ahora se rebelaban contra ella, por estar descontentos, al no haberse realizado aún las reformas anunciadas.
Además, ya en aquella época estaban surgiendo las organizaciones del proletariado y organizaban con frecuencia marchas y huelgas para defender sus derechos y sus puestos de trabajo.
El Gobierno consiguió disolver la mayoría de las juntas que se habían organizado por todo el país, usurpando el poder de los ayuntamientos.
Tras el primer intento de golpe de Estado por parte de Cristino Martos, los republicanos echaron a los ministros radicales del Gobierno y organizaron un nuevo gabinete, formado en exclusiva por republicanos. Además, disolvieron la Asamblea nacional, porque allí los radicales tenían la mayoría absoluta.
Esta vez los catalanistas aprovecharon para proclamar el estado catalán. Desde Madrid, Pi i Margall, les frenó, tras el envío de unos cuantos telegramas. Sólo depusieron su actitud cuando se presentó el propio Figueras en Barcelona.
Las elecciones a las Cortes constituyentes tuvieron lugar entre los días 10 y 13 de mayo de 1873. Como los republicanos habían sido anteriormente muy beligerantes con los radicales, la mayoría de los partidos ordenó la abstención a sus afiliados. Llegando a ser ésta nada menos que del 60%.
Las Constituyentes aprobaron ya el 8 de junio la nueva república democrática y federal. No obstante, no llegaron a ponerse de acuerdo prácticamente en ningún asunto. Los debates eran constantes y no se llegaba a ninguna decisión.

Figueras, llegó a decir en un Consejo de ministros: “Señores, ya no aguanto más. Voy a serles franco: ¡Estoy hasta los cojones de todos nosotros!”
Intentó, sin éxito, dimitir y que nombraran en su lugar a su ministro de Gobernación, Pi i Margall.
Tras enterarse de que dos generales republicanos del ala intransigente, Contreras y Pierrad, estaban organizando un golpe de Estado, le entró un pánico terrible.
El 10 de junio les dijo a sus colaboradores que se iba a dar un paseo por el cercano parque del Retiro. Sin embargo, había dejado una nota sobre la mesa de su despacho, en la que dimitía de su puesto, como presidente del Ejecutivo.
Realmente,  se fue a la Estación de Atocha, donde cogió el primer tren que salía hacia el norte y no descansó hasta llegar a París, donde se exilió voluntariamente.
Ante ese vacío de poder, no quedó más remedio que buscar un nuevo presidente. Así que, en su lugar, fue nombrado Pi i Margall para ese puesto, por ser el dirigente más prestigioso de ese partido.
Figueras regresó al año siguiente, pero ya la I República estaba herida de muerte. Intentó, pero no consiguió, unir a las distintas tendencias republicanas.
El 30/12/1874, con la llegada de la Restauración, tras la proclamación del general Martínez Campos, su figura cayó en declive.
No obstante, se unió al exiliado Ruiz Zorrilla para fundar el partido federal orgánico, pero nunca tuvieron mucho éxito a nivel popular.
Sin embargo, siguió dedicándose a su actividad, dentro de la abogacía, donde consiguió unos éxitos muy importantes, que le había negado la política. Fue considerado como uno de los mejores abogados del país.
Continuó con esta actividad, hasta su muerte, en 1882. Lógicamente, fue enterrado en una ceremonia civil y, posteriormente, sus restos fueron trasladados al nuevo cementerio civil de Madrid.
Aunque se opuso a la secesión de Cataluña, su retrato figura en la Galería de Catalanes Ilustres del Ayuntamiento de Barcelona.

lunes, 16 de marzo de 2015

LA LEYENDA DE UGOLINO Y SUS HIJOS



Ya sé que me vais a decir que cada día traigo más gente rara al blog, pero yo creo que esta historia no os va a defraudar. Además, de los personajes más corrientes ya habla todo el mundo. Así que no tiene mucho mérito.
El conde Ugolino della Gherardesca fue un noble de Pisa. No sería  correcto decir de Italia, porque este país no existía, por entonces.
Nació hacia 1220 en esa ciudad, en el seno de una familia noble y perteneciente  al partido de los gibelinos, también llamado el partido del emperador. Como contrapartida, estaba el de los güelfos, también llamado partido de la Iglesia.
Durante los siglos XII y XIII, en lo que hoy llamamos Italia, hubo muchas luchas, pues el territorio se dividió entre esos dos partidos. En esa época, hubo muchas luchas para poder dirimir quién debería mandar sobre la Cristiandad.
En realidad, estos nombres procedían de Alemania, donde unos apoyaban a los duques de Baviera, a los que llamaban Welf, y otros a la familia Hohenstaufen, a los que llamaban Waiblingen, que degeneró en gibelino, al llegar a Italia.
Se cree que estos partidos nacieron en Italia, cuando el emperador Federico Barbarroja se anexionó varias zonas de esa península.
La liga Lombarda defendió sus derechos y los de las comunas, ante los intentos de apropiación de los mismos, por parte del emperador. Estos fueron llamados güelfos y apoyaron el poder del Papa para contrarrestar el del emperador.
Este partido solía estar formado por las familias enriquecidas por el comercio. Mientras que los gibelinos, que apoyaban el poder del emperador, solían ser propietarios agrícolas y ganaderos.
La cosa llegó a tal extremo que el propio emperador, Federico Barbarroja, fue vencido en 1176, en la batalla de Legnano y tuvo que reconocer la autonomía de las ciudades pertenecientes a la Liga Lombarda.
Estas rivalidades llegaron a provocar que una ciudad se proclamara, en su totalidad, partidaria de una causa u otra y presentara batalla contra la rival. Esto ocurrió en varias ocasiones, como la batalla de Montaperti, que tuvo lugar en 1260. Este enfrentamiento duró hasta el siglo XV.
Hubo ciudades, como Florencia, donde se alternó durante un tiempo el control por uno u otro partido. Incluso, como anécdota, se puede decir que algunos vistieron de cierta manera, para indicar a qué partido pertenecían. Otros llevaban una pluma en un lugar determinado del
sombrero, etc.
Los gibelinos optaron por una bandera con una cruz blanca sobre un fondo rojo, que era la bandera del Sacro Imperio. Por el contrario, los güelfos, optaron por una bandera parecida, pero con los colores a la inversa. O sea, una cruz roja sobre un fondo blanco.

Todavía, hoy en día, podemos saber si una ciudad fue de un partido u otro observando su escudo. Esto ocurre con las antiguas ciudades gibelinas de Pavía, Novara, Treviso, Módena, Pisa, etc.
Lo mismo ocurre en los casos de antiguas ciudades güelfas como
Milán, Padua, Bolonia, Cremona, Florencia, etc.
Una vez aclarado este tema, tengo que decir que Pisa, la ciudad de nuestro personaje, se decantó por los gibelinos, mientras que sus vecinas de alrededor se fueron al bando contrario.
Esto hizo que en Pisa se viviera constantemente en una situación de emergencia y, por ello, se le dio a su gobernante el título de podestá, para que tuviera unos poderes casi dictatoriales.
Ugolini era uno de los jefes de la facción gibelina. Su familia siempre tuvo muy buenas relaciones con los emperadores de la dinastía Hohenstaufen, lo cual hizo que ésta destacara sobre las demás.
En 1252 fue nombrado gobernador de Cerdeña, por el emperador Federico II, permaneciendo en ese puesto hasta que las tropas de Génova conquistaron esa isla, en 1259.
Precisamente, unos años antes, había casado a su hijo, Güelfo, con una hija del rey Enzo de Cerdeña.
Después, fue nombrado Podestá de Pisa, tomando una serie de medidas que no gustaron a muchos de sus conciudadanos.
En 1271 aprobó el matrimonio de su hermana con Giovanni Visconti, aliándose con esta familia, que eran los líderes del partido contrario. Esto levantó muchas sospechas entre sus compañeros de partido.
En 1274, ambos fueron encerrados, acusados de realizar un complot para destruir el gobierno de Pisa, para unirse con otras ciudades.
Una vez puestos en libertad, tuvieron que exiliarse. No perdió el tiempo, pues consiguió reunir muchos partidarios güelfos en Florencia y Lucca y, junto con la ayuda prestada por el rey francés, Carlos I, consiguió atacar Pisa y hacerse de nuevo con el poder.
Los partidarios de Ugolino, capitaneados por sus hijos, Güelfo y Lotto, vencieron en 1275 a las tropas de Pisa en la batalla de Bolgheri.
Así que, al año siguiente, los pisanos tuvieron que aceptar que volvieran todos los exiliados y devolverles los bienes que les habían confiscado.
En 1282 hubo una nueva guerra entre Pisa y Génova. Esta vez, las fuerzas pisanas iban capitaneadas por Ugolino.
No hay mucho acuerdo en lo que pasó en la batalla de Meloria, en 1284, lo cierto es que las naves de Ugolino se retiraron antes de tiempo y su hijo, Lotto, cayó prisionero del enemigo.
Ese mismo año, se reanudó el conflicto contra Pisa. El problema es que esta vez se habían aliado contra ella nada menos que Génova, Florencia y Lucca.
Los pisanos recurrieron a Ugolino y le nombraron podestá. Éste, recurriendo a ese dominio de la diplomacia, que les es tan querido a los italianos, consiguió firmar unos tratados, por separado, con Florencia y Lucca. Así que Génova tuvo que seguir haciendo la guerra por su cuenta contra Pisa.
En 1286, asoció a su puesto a su sobrino Ugolino Visconti, también llamado Nino. Cuando el pueblo de Pisa pretendió que hiciera un tratado con Génova, para que volvieran los prisioneros a la ciudad, se opuso vivamente, aduciendo que eso iba en contra de los intereses de Pisa en Cerdeña.
Tal vez, eligió esa postura, porque él aún tenía intereses personales en esa isla o también para que no volvieran, al menos, de momento, gentes que le podían haber descabalgado del poder en Pisa.
La familia Ubaldini organizó un complot para derrocarle, comenzando por un levantamiento popular.
El 01/07/1288, el arzobispo Ruggieri degli Ubaldini lanzó las masas populares contra los partidarios de Ugolino. Hubo luchas por toda la ciudad, hasta que consiguieron vencer a nuestro personaje y capturarle.
Fue encerrado por orden del arzobispo en la torre Gualandi, también llamada Mida. No obstante, siguiendo las costumbres del lugar, sus familiares intentaron pagar su rescate. Algo que no fue aceptado por el clérigo.
Junto con él, fueron encerrados en esa torre, sus hijos Gaddo y Uguccione y dos nietos, Nino y Anselmuccio. El arzobispo les condenó a todos a morir de hambre, prohibiendo que se les socorriera, ni siquiera les permitió la tradicional asistencia religiosa a los moribundos. Incluso, tiró al río las llaves de la torre.
En marzo de 1289, cuando ya no se escuchaba ningún ruido en la torre, se procedió a abrir la celda y se les encontró a todos muertos. Sus restos fueron enterrados en la iglesia de San Francesco.
Una leyenda decía que Ugolino había muerto el último, por lo que la única explicación es que se hubiese ido comiendo a los que iban muriendo.
Por eso, los muchos artistas que han retratado a ese grupo, lo representan como un caníbal, mordiéndose sus propios dedos.
No obstante, estudios más recientes ponen en duda esa versión, pues no han encontrado ninguna evidencia de antropofagia en los cadáveres.
Este suceso se hizo famoso por aparecer en la obra “La Divina Comedia”, dentro  de “El Infierno”, de Dante, donde se le cita, devorando el cuerpo de su enemigo el arzobispo. Incluso, sus hijos le invitan, en la obra, a que devore sus propias carnes, "pues a él se las debían".