ESCRIBANO MONACAL

ESCRIBANO MONACAL
UNA GRAN OBRA MAESTRA REALIZADA EN MARFIL

miércoles, 29 de julio de 2015

SUBHAS CHANDRA BOSE Y SU ENIGMÁTICA MUERTE



Habitualmente, cuando se narra  la II Guerra Mundial, los historiadores,  se centran en los acontecimientos bélicos que ocurrieron en Europa. Debe de ser porque todavía tienen un poso de mentalidad colonialista, aunque ya haga 50 años que se independizaron, en su mayoría,  las colonias de África.
Evidentemente, también se habla de la guerra en el Pacífico entre Japón y los aliados, preferentemente los USA, porque de los combates contra los
británicos, los holandeses o los franceses, tampoco se habla mucho.
Realmente, en la II GM se suscitaron otras muchas cosas, que habían estado hasta entonces casi escondidas, como los movimientos independentistas o los revolucionarios.
Sólo hay que ver algunas fotos de los distintos miembros de las SS, que participaron en la invasión de la URSS, para ver que, para bien o para mal, los alemanes no estuvieron solos en esa empresa.
No hará falta decir que la India, por aquel entonces, era la perla de las colonias británicas y su pérdida hubiera sido irreparable para ese imperio.
A estas alturas, casi todo el mundo debería de conocer, más o menos, la vida de Mohandas K. Gandhi, el hombre al que se le atribuye la consecución de la independencia de la India. Él utilizó el camino de la no violencia y parece que le dio resultado, aunque fracasó en el empeño de unir Pakistán y la India.
Hoy voy a hablar de un contemporáneo suyo, llamado Subhas Chandra Bose, que optó por el camino de la violencia, para intentar conseguir el mismo fin.
Nuestro personaje nació un día de enero de 1897, en la provincia de Bengala, hijo de un famoso abogado. Fue nada menos que el 9º de una familia de 14 hijos. Algo desconocido en la actualidad. Al menos, en España.
Fue reconocido como un alumno brillante, en su paso por varios colegios, todos ellos de estilo europeo y protestante.
En uno de ellos ya se atisbó su espíritu nacionalista, cuando golpeó a un profesor, tras hacer éste varios comentarios insultantes hacia los hindúes. Por supuesto,  expulsaron de allí a Bose.
En 1918, se licenció en Filosofía en la Universidad de Calcuta. Luego fue al Reino Unido, concretamente, a Cambridge, a donde su padre lo mandó a fin de preparar el examen para servir en la Administración pública británica. Lo que allí se llama el Servicio Civil.

Parece ser que sus padres intentaron por todos los modos alejarlo de los movimientos nacionalistas y, por ello, lo enviaron al Reino Unido. No obstante, Bose, ya había sido influenciado por Swami Vivekananda y nunca dejaría de ser un nacionalista hindú.
El caso es que aprobó, pero no tenía muy claro eso de servir a un Gobierno ajeno a la India. Así que en 1921 renunció a su puesto y regresó a la India.
Parece ser que el motivo de su renuncia estuvo en la fuerte represión del general Dwyer contra un grupo de manifestantes pacíficos en la India, disparando contra cientos de personas.
Empezó a trabajar para el Congreso Nacional de la India, un movimiento independentista. Organizó un periódico y se dedicó a dar publicidad al Congreso Provincial de Bengala. En aquella época estuvo trabajando con Desbandhu Chittaranjan Das, al cual consideró siempre su guía y su mentor en la política.
En 1923 ya fue elegido  presidente del  Congreso de la Juventud para todo el país y secretario del Congreso de su estado, Bengala.
En 1925, el Gobierno colonial británico organizó una operación a escala nacional contra los nacionalistas y nuestro personaje acabó encerrado en la prisión de Mandalay, donde enfermó de tuberculosis. Esta fue una de las 11 veces que fue encarcelado.
En 1927, ya salió de la cárcel y se convirtió en el secretario general del Partido del Congreso. Trabajando codo a codo con el famoso Nehru, padre de la futura presidenta Indira Gandhi.
En 1928 organizó la reunión anual de la Asamblea popular Nacional de la india, celebrada en Calcuta. Allí se pudieron ver los jóvenes que formaban el llamado Cuerpo de Voluntarios, los cuales ya iban debidamente uniformados.
Dentro del Congreso había dos posturas. Una era la de Gandhi
y otros, que preferían ir paulatinamente a la independencia, siendo primero un estado tutelado por el Reino Unido.
En cambio, el ala liderada por Bose quería una independencia completa, sin períodos de transición.
El gobierno británico había creado la Comisión Simon, para hacer un informe sobre la situación del país. Esta comisión fue boicoteada por los partidos nacionalistas hindúes.
En una visita de esa Comisión a Lahore se produjo una manifestación nacionalista, encabezada por Lala Lajpat Rai, uno de los líderes nacionales más importantes. La policía cargó duramente contra los manifestantes y eso provocó, unos días después, la muerte de Rai.
Un activista llamado Bhaghat Singh, junto con otros, decidieron matar al superintendente de la policía, que había ordenado la carga.
Parece ser que, por un error, mataron a su ayudante, Saunders. Lo que siempre se ha puesto en duda es si Singh disparó contra Saunders, porque varios testigos dijeron que no.
Las actuaciones del gobierno colonial, en ese caso, están llenas de irregularidades, como las de alimentar a la fuerza a los presos, que estaban en huelga de hambre. También les exigieron asistir esposados al juicio, pero  se negaron a ello. Así que siguieron con el juicio, sin la asistencia de los acusados. Algo, actualmente,  imposible en España.
También fue una irregularidad la creación de un tribunal especial para este caso y la prisa que se dieron por acabar cuanto antes. Lo único que tenían contra ellos era el testimonio de 3 miembros de la banda, que se consideraban arrepentidos.
Al final, de los 18 acusados, sólo condenaron a 15. Singh y 2 compañeros más fueron condenados a muerte. Los demás lo fueron a cadena perpetua.
También la ejecución se realizó de forma irregular y sin la asistencia de un juez, como indicaba la Ley vigente por entonces.
Tampoco se respetaron los plazos para presentar recursos. Incluso, el mismo Gandhi escribió al virrey pidiendo clemencia, pero no le hicieron caso.
Así que Bose no se lo pensó más y se distanció de la línea oficial de su partido, encabezada por Gandhi. Por ello, fue expulsado de la India, pero volvió ilegalmente.
En 1930, fue encerrado de nuevo, esta vez brevemente, acusado de desobediencia al Gobierno colonial. Ese mismo año fue elegido alcalde de Calcuta.
También, en ese mismo año, realizó una gira por Europa, donde pudo ver directamente algunos países gobernados por líderes comunistas o fascistas.
Se cree que también fue en ese año cuando empezó a escribir su famoso libro “La lucha india”, donde narra la historia de la lucha por la independencia de la India, entre los años 1920-34. Lógicamente, las autoridades coloniales de su país prohibieron la publicación de esta obra por miedo a que ganase muchos nuevos fieles a su causa.
Se había convertido en todo un líder y, por eso,  fue elegido presidente de su partido en 1937. Ahí ya aparecieron rencillas entre él y Gandhi.
En 1939 fue reelegido, pero, dado que los partidarios de Gandhi tenían mucha fuerza, renunció a la presidencia y organizó una nueva facción dentro del partido, con una clara tendencia izquierdista.
Parece ser que el motivo de su dimisión fue que quiso dar un
ultimátum a los británicos para que abandonaran la India en un plazo de 6 meses, tras el cual se levantarían en armas contra ellos. Esta postura tan radical no fue compartida por muchos miembros del Congreso y tuvo que dimitir de su cargo.
Aunque, por un lado, detestaba a los británicos, por tener sometido a su país, por otro, los admiraba, por su organización tan metódica.
Durante otra estancia en Europa, se reunió con representantes del Partido Laborista británico, como Clement Attlee, futuro primer ministro, para conocer los puntos de vista de cada uno. Sin embargo, los políticos del Partido Conservador no quisieron recibirle.
Por aquella época, pensaba que la India, tras la independencia, necesitaría un gobierno autoritario, como el de la Turquía de Ataturk, por un período mínimo de unos 20 años.
No sé si lo tendrían ya acordado o sería una casualidad, pero fue, precisamente,  durante el Gobierno del parido laborista, entre 1945-51, cuando la India  consiguió su independencia.
Con la llegada de la II GM, Bose,  se opuso a que la India entrara en ella, porque el virrey ni siquiera consultó a la dirección del Congreso. Así que propuso una desobediencia civil masiva a escala nacional.
Fue a parar de nuevo a la cárcel, pero lo soltaron, tras una huelga de hambre, al cabo de sólo una semana. Por lo visto, los británicos no querían cabrear a los hindúes, porque necesitaban a su gente para la guerra. De hecho, los británicos, consiguieron reclutar unos 2.500.000 de soldados en la India.
A pesar de que su casa estaba bajo la continua vigilancia de los agentes británicos, consiguió huir de ella y escapar hacia Alemania, a través de Afganistán y la actual Rusia. Para esta fuga contó con la valiosa ayuda del espionaje alemán.
Durante su estancia en la antigua URSS, aprovechó para pedir la ayuda de las autoridades soviéticas a fin de liquidar el colonialismo británico en su país, pero, increíblemente, no recibió ningún apoyo.
Ya en Alemania tuvo una mejor acogida por parte del ministro de Relaciones Exteriores, von Ribbentrop. Así, selló alianzas con Alemania y con Japón, cuyo objetivo fue expulsar a los británicos de su país.
Trabajó en la Oficina Especial para la India, la cual realizaba diariamente programas de propaganda para que los hindúes se rebelaran contra el dominio británico.
Junto con otros exiliados, decidieron que el nuevo saludo para la India libre sería “Victoria para la India” y declaró que una canción del famoso R. Tagore
sería el nuevo himno de la India libre. Asimismo, el idioma oficial sería el indostaní.
Como en la BBC no se cansaban de repetir que estaba muerto, un día se dirigió por radio a sus compatriotas, indicando que seguía vivo y a partir de ahí le llamaron “guía”. El mismo título de “Führer” que le dieron a Hitler
También creó la Legión India, formada, en un principio, por unos 4.500 hindúes, prisioneros de guerra, que habían combatido en el norte de África, dentro del Ejército Británico. También se les unieron unos cuantos estudiantes hindúes que residían en Alemania.
Esta unidad, en un principio, estuvo dentro del Ejército alemán, pero luego pasó a depender de las Waffen SS, jurando lealtad a Hitler y a Bose. Es curioso que los aristócratas del ejército alemán los hubieran enviado con los SS, que era unos racistas muy radicales.
La idea original fue crear una gran unidad que, junto a las tropas nazis, realizaran una invasión de la India, a través del territorio de la URSS y Afganistán, pero esto nunca fue posible, porque los alemanes nunca se acercaron mínimamente, desde la URSS a la India. Aparte de que empezaban a retroceder en Stalingrado.
Sin embargo, realizaron contadas misiones a base de lanzarlos en paracaídas sobre territorio indio y realizar sabotajes con gran éxito, aunque no contaron demasiado en la marcha de la guerra.
Los alemanes acabaron enviando a la mayoría de los mandos al llamado Ejército Nacional Indio, para combatir contra los aliados en Indochina.
Al resto de las tropas las dejaron en Francia e Italia, haciendo una labor de represión contra los partisanos de la Resistencia.
Mientras tanto, Bose, siguió en Alemania viendo cómo Hitler atacaba a su admirada URSS, hasta que se dio cuenta que los alemanes no tomaban muy en serio a los hindúes como una fuerza militar.
En su anterior visita a Alemania, Bose, conoció a Emilie Schenkl, hija de un veterinario austriaco, con la que se casó y tuvieron una hija.
No se sabe cómo, pero convenció a los alemanes para que lo llevaran a Japón. Estos lo llevaron en un submarino hasta Madagascar, que era una colonia de la Francia de Vichy, y allí tomó otro submarino japonés que lo llevó a Japón.
En 1941 ya fue puesto en marcha, por los japoneses, el llamado Ejército
Nacional de la India (INA), pero se canceló por falta de entendimiento entre el Alto Mando japonés y militar hindú que lo estaba organizando.
En 1943, tras la llegada de Bose a Japón, se relanzó la idea de este Ejército y tuvo muy buena acogida, pues, entre los exiliados,  se alistó mucha gente y otros aportaron gran cantidad de  fondos. Incluso, se organizó también una unidad femenina. La primera en Asia.
Al margen de estas tropas, los exiliados hindúes, organizaron todo un  Gobierno, que llegó a acuñar moneda, emitir sellos y tener su propio Código Civil y sus tribunales, siendo reconocido por los demás Estados que estaban dentro del Eje.
Incluso, en 1943, este Gobierno llegó a participar en calidad de observador en la Conferencia de la Gran Asia Oriental, celebrada en Tokio.
 Las fuerzas del INA, junto con las del llamado Ejército Nacional de Birmania, participaron en diversas operaciones de sabotaje, tras las líneas enemigas, para facilitar la llegada de las tropas japonesas hacia las fronteras de la India.
En 1942, tras la toma de las islas volcánicas de Andamán y Nicobar, por parte de los japoneses, éstos les dejaron estas islas a los hindúes, por ser territorio de la India, y allí llevaron a su Gobierno en el exilio.
Al estar muy alejadas, estas islas,  del continente indio, los británicos solían enviar allí a los presos políticos y por eso eran comparadas con Siberia.
Como Birmania estaba ocupada por los japoneses, el
Alto Mando nipón pensó que deberían de ocupar pequeñas porciones estratégicas de territorio indio, antes de decidirse a invadir la India. Incluso, podrían ser importantes en el caso de que fuera al contrario.
La operación, llamada U-GO,  parecía muy simple, pero es posible que los aliados estuvieran al corriente de este hecho, pues habían descifrado las comunicaciones niponas. Así que las tropas de Bose y los japoneses se dieron de frente con varias divisiones hindúes, bajo mando británico y miles de blindados.
Los japoneses y sus aliados llegaron a entrar en territorio de la India y allí lo estuvieron defendiendo durante varios meses, pero no pudieron hacer nada por falta de suministros y por el control aéreo, que mantenían los británicos. Todo ello, aparte de los monzones y la aparición de enfermedades.
Se tuvieron que retirar hasta Birmania y, cuando cayó Rangún, el Gobierno de la India en el exilio dejó de ser una entidad respetada.
La mayoría de las tropas del INA se rindieron y luego fueron maltratadas en los campos de concentración británicos. Otros se fueron con Bose hacia Malasia o Tailandia.
Tras la rendición de Japón, las tropas del INA fueron devueltas a la India y muchos de ellos fueron juzgados por traición.
Según las investigaciones oficiales, el 18/08/1945, Bose, embarcó en Taiwán en un avión japonés de transporte con destino a Tokio.
Como estaba muy sobrecargado, al despegar, el avión se ladeó y chocó contra la pista. Los pilotos murieron enseguida, pero no así el pasaje. Estos habían quedado encerrados en el avión e intentaron escapar a la mayor rapidez posible.
Bose también estaba herido, pero su gran problema fue que sus ropas se empaparon de queroseno. Así, cuando intentaron escapar del avión, que ya estaba ardiendo, Bose, salió  de allí como si fuera una antorcha.
A pesar de haberle llevado inmediatamente a un hospital cercano y de los esfuerzos de los médicos japoneses, Bose falleció esa misma noche.
Fue incinerado unos días más tarde y luego, sus cenizas, fueron llevadas por un oficial japonés a Tokio y entregadas a la presidenta de la Liga India.
Tras su muerte, dijo de él Gandhi: “Subhas Bose ha muerto también. Él fue, sin duda, un patriota, aunque estuviera equivocado”.
En la posguerra, como en  el INA combatieron unos 70.000 hindúes, sólo fueron juzgados los miembros del Alto Mando. Ninguno de ellos fue ejecutado y algunos, a raíz de la presión popular, fueron puestos en libertad inmediatamente. Incluso, se amotinaron los hindúes que prestaban servicio en el Ejército y la Armada colonial.
No obstante, algunos periódicos presentaron pruebas de que algunos soldados del INA habían sido ejecutados ilegalmente.
Parece ser que los factores que dieron lugar a la independencia de la India   fueron los continuos motines militares, las revueltas y el malestar de la población., aparte de la labor del Congreso y de Gandhi.
Lord Mountbatten y Nehru acordaron, entre otras cosas, que los soldados del INA no pudieran pertenecer al nuevo ejército de la India.
Incluso, los británicos se propusieron eliminar todos los rastros del INA, como en el caso de un monumento en su memoria que existía en Singapur.
Es más, le prohibieron a la BBC hacer un documental sobre el tema, pues temían que otras colonias aprendieran de ellos.
Siguiendo con nuestro personaje, en 1999, debido a las fuertes presiones populares, un juzgado hindú ordenó abrir una investigación sobre su muerte.
En 2005, tras 6 años de investigaciones de todo tipo, la comisión dictaminó que la explicación de su muerte era falsa y que así se facilitó su huida a la URSS. Algo que el Gobierno de la India nunca ha querido aceptar.
Realmente, nunca se ha sabido cuál fue el final de nuestro personaje, Subhas Chandra Bose.

viernes, 24 de julio de 2015

ALEJANDRO LERROUX, UN POLÍTICO MUY SINGULAR



Hoy tenía ganas de escribir sobre los políticos sinvergüenzas. Como siempre ha habido tantos, he tardado un poco, porque no me decidía por ninguno en particular. No obstante, me he acordado de este personaje y me ha parecido que representaría perfectamente a ese gremio.
Tampoco tenía muy claro el título que habría de ponerle. Así que le he puesto éste, porque me ha parecido el más acertado.
Lerroux nació en un pueblo de Córdoba, llamado La Rambla, en 1864, en el seno de una familia de clase media baja, a pesar de que su padre era veterinario militar. Allí fue donde comenzó sus estudios.
En un principio, se dedicó a la milicia, pero lo dejó, al ver que no era lo suyo. Luego fue a Barcelona, donde realizó sus estudios de Derecho, aunque acabó la carrera en la  Universidad de la Laguna,  y empezó a ejercer como abogado.
Desde joven fue muy republicano, comenzó siendo partidario de Ruiz Zorrilla, y luego consiguió ser diputado por Barcelona en 1901, por el partido Unión Republicana, que fundaron él y Nicolás Salmerón, para unir todos esos grupos que luchaban por hacer retornar la República.

Siempre fue un gran orador. Los periodistas le llamaron “el emperador del Paralelo”, porque solía esperar allí a los obreros que salían de los teatros, para darles una arenga política.
Siempre fue rotundamente anticlerical y eso le trajo muchos problemas, por parte de la Iglesia o la burguesía catalanas. Incluso, le tocó pasar varias veces por la cárcel y por exilio.
Una de sus frases favoritas era: “¡Levantemos los velos de las novicias y hagámoslas madres!”. Junto con otras frases por el estilo, todo ello hizo que le acusaran de incitar al odio anticlerical, que ocasionó durante la famosa Semana Trágica, en 1909, la quema de varios conventos y hasta la exposición de las momias de monjas en las calles de Barcelona.
En 1908 fundó en Barcelona la primera Casa del Pueblo, para orientar y prestar asesoría jurídica, educativa y económica a los obreros.
También en 1908 se fue de la Unión Radical, porque se estaba convirtiendo en un partido catalanista y fundó en Santander el Partido Radical,  al que muy rápidamente se afiliaron muchos de sus seguidores, atraídos por sus discursos y sus demagógicas promesas.
La Unión Republicana llegó a ser la Solidaridad Catalana, con Nicolás Salmerón como jefe. Así que, de esa manera, su antiguo amigo pasó a ser su adversario político, pues Lerroux siempre combatió los nacionalismos regionales, ya que era muy españolista.
También se dedicó al periodismo, dirigiendo varios periódicos, como El País, El Progreso, La Publicidad, El Intransigente y El Radical. Sus artículos eran tan radicales como sus discursos.
Alguno de sus artículos le costó un disgusto y otros le llevaron, frecuentemente,  a retarse en duelo, donde pudo mostrar lo bien que sabía manejar las armas.

En 1886, durante su primer viaje a Madrid, fue cuando se cree que se afilió a la Masonería. Posiblemente a la logia Betónica y con el apodo de Giordano Bruno. No obstante, en sus memorias, indica que fue en la logia Antorcha y que lo hizo porque “era un ideal seductor para los que se lanzaban a la vida impulsados por un espíritu aventurero”.
Siendo concejal del Ayuntamiento de Barcelona, intentó promover una política radical y favorable a los obreros, pero ya por entonces, comienzan a verse algunos escándalos de corrupción que le salpican a él y a su partido.
Durante la Semana Trágica, abandonó la ciudad, por si las moscas, y dejó que sus partidarios, llamados “los jóvenes bárbaros”,  hicieran destrozos de todo tipo y se enfrentaran a tiros contra los pistoleros de los patronos.
Esto ocasionará una gran represión y la condena a muerte de 5 personas. Entre ellas, uno de sus partidarios y también el famoso pedagogo Ferrer i Guardia.
Para el que no lo sepa, la Semana Trágica, fue el colofón de una serie de revueltas habidas en Barcelona desde 1907.
Esta vez ocurrió que unas tribus de moros habían asaltado unas instalaciones mineras de unos empresarios españoles en el Protectorado de Marruecos. Como el Gobierno necesitaba dar una respuesta rápida y contundente, pues movilizó a todo el que pudo, incluyendo hombres de más de 30 años, ya casados y con hijos.
La revuelta, que en un principio era sólo de carácter antibélico, se transformó en anticlerical, pues la Iglesia apoyó al Gobierno y los lerrouxistas aplicaron las contundentes ideas de su líder al pie de la letra.
En el siguiente decenio siguió siendo diputado. Esta vez, por la circunscripción de su Córdoba natal. Parece ser que, debido a su conducta escandalosa, no pudo presentarse por Barcelona.
Con la llegada de la dictadura del general primo de Rivera, se mostró un ferviente opositor a la misma y tuvo que exiliarse. La verdad es que siempre fue un maestro en largarse en cuanto olía algún peligro.
En 1929 su partido republicano radical sufrió  la escisión de su ala más izquierdista, que se convirtió en el partido radical socialista. Hasta el mismo LLuis Companys, que entonces formaba parte del partido republicano catalán, firmó el manifiesto de su fundación, junto con Marcelino Domingo, que fue el líder del nuevo partido.
En 1930, Lerroux, participó en la reunión para el famoso Pacto de San Sebastián, donde se reunieron representantes de varios partidos para intentar derrocar  la monarquía.
En 1931 consiguió, por fin, su objetivo, derrocar a Alfonso XIII. Como su partido estaba dentro de la llamada Conjunción republicano-socialista, fue miembro del nuevo gobierno provisional. Concretamente, ocupó la cartera de Estado. Lo que hoy se llama Asuntos Exteriores.
Poco le duró el cargo, pues dimitió en diciembre del mismo año. Parece ser que fue por desavenencias con Azaña, por realizar una política de izquierdas, más acorde con los socialistas. No olvidemos que Lerroux ya se había hecho muy moderado.
 Lerroux, como cualquier político, lo que quería era gobernar, así que se fue acercando a los partidos de derechas.
Así, como en las elecciones de 1933, los partidos de derechas llegaron a las mismas mucho más unidos y organizados que los de izquierdas, pues esta vez se llevaron la victoria.
En el bienio 1933-1935, fue nombrado 3 veces presidente del Gobierno. Entonces se llamaba presidente del Consejo de Ministros. También ocupó los ministerios de Guerra y Estado.
A pesar de que su Gobierno estaba apoyado por la CEDA, los partidos y sindicatos de izquierdas nunca consintieron que nombrara ministros de ese partido.
Cuando se decidió a nombrarlos, fue la excusa principal de la huelga revolucionaria de octubre de 1934, conocida popularmente como Revolución de Asturias, porque en esa comunidad fue donde tuvo un mayor éxito.
Fue todo un preludio de la guerra civil. Los mineros se hicieron fuertes en esa zona y al Jefe del Estado Mayor Central, que no era otro que Franco, no se le ocurrió otra cosa que mandarles el Ejército de África.
Los combates fueron muy duros y hubo 1.100 muertos y 2.000 heridos entre los rebeldes y 300 muertos entre las fuerzas militares.
La violenta represión ejercida sobre esa zona y el haber acusado a Azaña de haber incitado a la rebelión lo hicieron muy impopular.
Durante su bienio en el Gobierno se pararon muchas de las reformas agrarias iniciadas por Azaña y se promocionaron a los militares con tendencias derechistas, incluso anti-republicanos.
Aparte de eso, el escándalo del “estraperlo” le arrebató el apoyo de la
CEDA e hizo caer su Gobierno.
El escándalo saltó cuando se conoció que unos empresarios del juego, que además fabricaban un dispositivo que hacía trampas, habían sobornado a medio Gobierno, para que les dieran las licencias oportunas.  Incluso, tuvieron que dimitir el alcalde de Madrid y el Gobernador de Barcelona.
Daniel Strauss, su esposa, la Sra. Lowmann, y Jules Perel habían patentado, unos años antes, un modelo de ruleta, llamada straperlo. En este modelo, se suponía que el resultado dependía de la habilidad de los jugadores y no del factor suerte.
El invento había tenido cierto éxito, pero Strauss, como era judío, tuvo que salir corriendo de su Alemania natal, para no caer en manos de los nazis.
Como también tenía pasaporte mexicano y hablaba  español sus pasos se dirigieron hacia Barcelona. Allí se hizo amigo y socio de un empresario llamado Joaquim Gasa, el cual le presentó a las autoridades del momento.
Hicieron alguna exhibición de su máquina en un hotel y hasta organizaron un combate amistoso de boxeo entre los púgiles más famosos del momento: Paulino Uzcudun y Max Schmelling, para aumentar la  popularidad de su invento.

El problema es que en España estaba prohibido el juego desde los tiempos de la dictadura de Primo de Rivera y, en Cataluña, la ERC, también estaba en contra. Así que Companys se la denegó.
Sin embargo, en Madrid, los empresarios y políticos fueron más receptivos al nuevo invento. Varios miembros del Gobierno movieron sus hilos para que se pudiera explotar en el famoso Casino de San Sebastián, a cambio de un generoso porcentaje, claro está. Concretamente, nuestro personaje recibiría nada menos que un 25%.
Tampoco se olvidaron del ministro de Gobernación y alcalde de Madrid, Salazar Alonso, a quien Strauss afirmó haberle dado 100.000 Ptas. de las de entonces, que era un dineral.
Como si fuera un sorteo de la Lotería Nacional, todos tuvieron  su premio. El subsecretario se llevó 50.000 Ptas. Otro tanto el director general, para agilizar los permisos. El mismo hijo de Blasco-Ibáñez parce ser que se llevó 400.000 Ptas., por su colaboración.
Como estos alemanes son muy perfeccionistas, además, le regalaron a Salazar Alonso y a Lerroux, un reloj de oro a cada uno.
Así que el permiso llegó en pleno  mes de agosto de 1934, algo extraño en la Administración española y el 12 de septiembre volvieron a girar las ruletas en San Sebastián, como lo hacían 10 años antes.
De todas formas, al ministro de Gobernación igual le pareció poco el soborno y decidió anular al poco tiempo el permiso concedido.
No obstante, como nuestro personaje era el presidente del Gobierno, volvió a concederles el permiso, pero esta vez para un hotel de Mallorca. Allí ganaron mucha pasta con su artefacto trucado. Lógicamente, cuando se enteraron en la CEDA, exigieron su cierre.
Así que, como Strauss vio que no iba a sacar mucho en España, no se le ocurrió otra cosa que pedirles la devolución de sus sobornos a los políticos. Concretamente,
a Lerroux le pidió 425.000 Ptas. En concepto de pérdidas y le amenazó con publicar sus sobornos. No sé quién de los dos sería más sinvergüenza.
Como no le hizo caso, Strauss, mandó un detallado informe al presidente de la II República, Alcalá-Zamora. Eso le vino muy bien para destituirle, porque no le caía nada bien, aunque no se publicaron estos datos.
Strauss se trasladó a Bélgica y allí se reunió con Azaña, al que le dio una amplia información de este asunto.
El Gobierno de derechas temía que este escándalo lo pudiera utilizar­­­ la izquierda, así que lo puso en manos del Supremo y también creó una comisión de estudio en el Congreso.
Lo curioso es que, durante esas investigaciones se supo que
Strauss era una persona que ya había tenido que salir zumbando de México, por haber robado un diamante muy valioso.
Gracias a su poder de convencimiento, Lerroux, se presentó como una víctima de un complot orquestado por Azaña para derrocarle y, contra todo pronóstico, salió declarado inocente. En cambio, los demás inculpados fueron declarados culpables. Visto lo visto, siempre caía de pie, como los gatos.
No obstante, tuvo que dejar de ser ministro en el gabinete de Joaquín Chapaprieta. Aun así, como tenía líos por todos lados, a continuación surgió el escándalo Nombela.
En 1935 estalló este asunto, que consistió en que el Gobierno había indemnizado a la Compañía de África Occidental, que había tenido el contrato de buques entre Fernando Poo y la Guinea Ecuatorial y que lo había perdido durante la dictadura.
Cuando el Gobierno aprobó el pago de esa indemnización, un alto funcionario español, llamado Antonio Nombela, se negó a pagarla, alegando que había existido fraude. Cuando este funcionario denunció el caso ante los ministros procedentes de la CEDA, el Gobierno, le destituyó de su cargo.
Así que, posteriormente, Nombela llevó este asunto a las Cortes, donde se creó una comisión de investigación, ya que, cuando ocurrió el caso, Lerroux, sí que era el presidente del Gobierno. Como en los casos anteriores, aunque no pudo dar unas explicaciones satisfactorias a los diputados, éstos le declararon inocente. Genio y figura.
Tras este escándalo, las izquierdas obligaron al presidente de la República a disolver las Cortes y convocar elecciones generales. Las cuales tuvieron lugar en febrero de 1936 y esta vez fueron ganadas por el Frente Popular.­­ Ahí, su partido ya sólo obtuvo 5 diputados.
En julio de 1936, cuando ya casi no pintaba nada en la política española, se hallaba pasando las vacaciones en San Rafael (Segovia), para huir del calor madrileño. Seguramente, como siempre, alguien le avisó con antelación y sin pérdida de tiempo se fue a Portugal. Por si las moscas.
 Tras la guerra, tanto las izquierdas como las derechas lo consideran un ejemplo de un político corrupto y oportunista y ya no quisieron saber más de él.
En los archivos nacionales, parece ser que figuran escritos en donde Lerroux felicitaba a Franco por sus victorias militares y otros donde el secretario militar de éste le contesta dándole las gracias por sus felicitaciones y elogios.
En 1947, una vez que aceptó al régimen de Franco, se le permitió volver a España y vivir en su domicilio madrileño. Como ya era octogenario y estaba enfermo, sólo duró dos años más y murió olvidado por la mayoría de la gente.

sábado, 18 de julio de 2015

EL HUNDIMIENTO DEL CRUCERO LUSITANIA



El otro día me enteré de que en mayo de este año se había conmemorado el primer centenario del hundimiento de este enorme trasatlántico y de la muerte de muchos de sus pasajeros más los miembros de su tripulación. Así que he decidido escribir un artículo para narrar este hecho, pues, según dicen, fue una de las causas por las que USA entró en la I Guerra Mundial.
Parece ser que en ese momento los británicos veían amenazada su superioridad en los mares, ya que, tanto los USA como los alemanes, estaban construyendo trasatlánticos para hacerles la competencia. Así que el propio Gobierno británico le dio un préstamo de 2.500.000 de libras a esta naviera para que construyera la nave. Parece ser que impusieron que esta nave y su gemela tuvieran siempre pabellón británico y que estuvieran a disposición del Gobierno, en caso de guerra.
La construcción de este enorme barco fue encargada por  la naviera Cunard Line a unos astilleros escoceses, entrando en servicio en agosto de 1907.
Sus medidas eran 239,88 m. de eslora, 26,52 m. de manga y 10,24 m. de calado, además de 31.550 Tm de desplazamiento, consumiendo diariamente 1.000 Tm de carbón a una velocidad de 25 nudos.
Así que, junto a su gemelo, el RMS Mauretania, que entró en servicio unos meses más tarde, eran los mayores barcos del mundo. Posteriormente, botaron el RMS Aquitania.
Eso  fue hasta que su competidora británica  la White Star Line puso en servicio el RMS Olympic, en 1911, y el famoso RMS Titanic, en 1912.
A todos estos barcos se les equipó con el mayor lujo posible para la época. Como unos hoteles de 5 estrellas de ahora.
Era lo más moderno que se podía construir en esa época y disponía de muchos compartimientos estancos, suficientes para el buque tardara mucho en hundirse. Aparte de un número suficiente de botes salvavidas para todos los pasajeros y la tripulación.
Podía llegar a transportar casi 2.200 pasajeros y 800 tripulantes, una barbaridad para aquella época y todo con un detallado lujo que enseguida fue copiado por la competencia.
En mayo de 1915 la nave iba a hacer el viaje de regreso entre Nueva York e Inglaterra. Como USA todavía era neutral, la embajada imperial alemana en USA hizo una advertencia a los pasajeros y al capitán de que podrían ser hundidos, por ser consideradas como zona de guerra las aguas próximas al Reino Unido.
Al comienzo de la I GM, esta nave fue cedida al almirantazgo militar británico, ya que, en su construcción,  se había previsto que pudiera tener en el futuro un uso militar. Lo que ocurrió es que, al ser tan grande, el gasto en combustible se llevaba por delante los presupuestos de la Marina británica y se la volvió a dedicar al tráfico de pasajeros, para que se pudiera amortizar su costo. Eso era, al menos en teoría.
Según el Derecho Marítimo, vigente en ese momento, si a un capitán le daban la orden de hundir todos los barcos de otra potencia, en el caso de los civiles, se ordenaba desalojar el barco enemigo, bajando a los botes salvavidas y luego se le hundía, cuando ya se encontrara vacío.
El problema es que, con la llegada de la IGM, todas esas normas internacionales, se convirtieron en papel mojado. Incluso, muchos barcos mercantes se convirtieron en barcos militares, dotándoles de artillería.
Al declarar, los ingleses, un bloqueo completo sobre el Mar del Norte, incluso para mercantes con alimentos, los alemanes contrarrestaron esta política con el uso masivo de submarinos y declarando el bloqueo sobre aguas británicas.
Los ingleses se dedicaron a abordar todos los barcos que pasaran alrededor de sus aguas y comprobar todas y cada una de las mercancías que llevaban y a dónde las llevaban.
Según los especialistas, los submarinos no podían, en principio, “tomarse la molestia” de avisar a los pasajeros, antes de hundir el barco, porque eso implicaría que los otros pudieran dar la señal de alarma y que no tuvieran tiempo de escapar, por ser aún estas naves demasiado lentas.
Como era la primera vez que se utilizaban los submarinos en una
guerra a gran escala, porque a pequeña escala ya se habían utilizado durante la Guerra Civil USA, pues había muchas discusiones al respecto, sobre la forma de proceder en el conflicto.
Dada la enorme ventaja de la Marina británica, en aquella época, la mayoría de los especialistas alemanes estuvieron a formar de saltarse todas esas normas para conseguir hundir la mayor parte de los mercantes posibles, que fueran con destino al Reino Unido.
Quisieron utilizar la misma estrategia utilizada por Napoleón. Como los ingleses apenas producen alimentos en su territorio, tienen que importarlos de sus colonias o de otros países. Si se consigue que estos alimentos no lleguen al Reino Unido, se conseguirá que se rindan por hambre. Esto estuvieron a punto de conseguirlo los alemanes durante la II GM.
El boicot sobre las costas inglesas, decretado por Berlín, no hizo ninguna gracia en USA y el presidente de este país advirtió muy claramente a los alemanes de que, si hundían alguno de sus barcos, tomarían medidas al respecto.
No obstante, el almirantazgo alemán, no se cortó un pelo y, nada más iniciarse la guerra, envió 20 de sus 28 submarinos a patrullar las costas cercanas a las Islas Británicas.
En mayo de 1915, nuestro trasatlántico estaba ya preparado para zarpar de
Nueva York con rumbo a Liverpool (Inglaterra). Este no era su viaje inaugural, como le ocurrió al Titanic, sino que hacía ya el número 202, porque hacía este trayecto semanalmente. Así que su tripulación tenía una gran experiencia.
Como si fuera una premonición, la embajada alemana en USA, encargó la
publicación en toda la prensa neoyorquina de una nota advirtiendo que podrían ser atacados por sus submarinos, pero nadie la tomó en cuenta, porque llevaban bastante tiempo publicando la misma nota.
Lo cierto es que el mismo capitán, William Turner, sabía que llevaba 173 Tm de munición de todo tipo, camuflado dentro de la nave. Sin embargo, otras fuentes hablan hasta de 5.000 Tm. El conocimiento de este hecho por parte del enemigo haría que se le pudiera declarar como una nave no neutral y también podría ser considerada como un objetivo legítimo por parte de los militares.
También existe todavía una discusión sobre si el buque estaba artillado o no. Lo que sí se sabe es que en el astillero le preinstalaron unas bases donde se podían colocar cañones.
Más o menos, por esas fechas, zarpó de un puerto alemán el submarino U-20, al mando del capitán Schwieger, uno de los marinos alemanes con más experiencia en ese tipo de naves. Concretamente, le habían dado el mando de ese submarino en diciembre del año anterior, aunque llevaba varios años al mando de otras naves de ese tipo.
A este capitán alemán, como a sus colegas, le habían dado la orden de atacar barcos militares o mercantes que fueran del enemigo o ayudaran a éste. Así que dentro de los mercantes metieron a los de pasajeros y de hecho parece que lo intentó anteriormente.
Al capitán Turner le dijeron que no temiera hacer el viaje, porque al entrar en aguas británicas, sería escoltado por un crucero de la Armada de ese país. Lo que pasa es que el ministro de Marina británico, el famoso Churchill, decidió por su cuenta, cancelar esa orden, sin advertir a Turner.
De hecho, el propio Almirantazgo británico, reconoció que no podía proteger a
todas las naves que se dirigieran a su costa. Por eso, les dio una serie de normas como no acercarse mucho a sus costas, navegar en zig-zag, ir a una velocidad potente, pues los submarinos de entonces eran muy lentos, etc.
El submarino U-20 se apuntó en ese viaje el hundimiento de 3 barcos mercantes británicos, antes de hundir  este trasatlántico.
Se apostaron al sur de Irlanda, en la zona del canal de Bristol, para intentar hundir algún barco con el único torpedo que les quedaba.

A pesar de la prometida protección británica, el capitán Turner, les pidió a los pasajeros que cerrar todas las cortinas y no fumaran en cubierta, para que no vieran esas luces los vigías de los submarinos, que pudieran estar en esa zona. Incluso, mandaron a algunos miembros de la tripulación a correr todas las cortinas de los camarotes.
Como se formó una de esas nieblas que suelen hacer invisibles las costas británicas, el submarino alemán, viendo que no pasaba nadie por allí y que sólo le quedaba ya un torpedo, empezó a prepararse para el regreso a su base.
También a causa de la niebla se le ordenó al barco hacer sonar sus sirenas cada minuto y acercarse a la costa, aunque eso estaba en contra de las órdenes que le habían dado al salir de puerto.
Como ya se sabe “mañanita de niebla, tarde de paseo”, pues a la hora de la comida la visibilidad era excelente. Así que el submarino, que no andaba muy lejos de allí, lo vio perfectamente y decidió seguirle.
A las 13.40 tomó la decisión de lanzarle el único torpedo que le quedaba y se oyó una explosión, seguida por otra aún mayor, que consideraron inexplicable los del submarino.
El trasatlántico se giró enseguida y los miembros de la tripulación tuvieron que bajar los botes a base de cortar las amarras con hachas.
El barco tenía un gran agujero en la proa y se inclinó, inmediatamente, mucho a estribor. Así que el barco se hundía con una gran rapidez.
Evidentemente, el submarino, no se quedó a ayudar. Se limitó a sumergirse y a tomar el rumbo de su base en Alemania.
En un tiempo récord, en sólo 18 minutos, el barco se hundió. Se lanzó de proa y se quedó a sólo 90 metros de profundidad y a 11 millas de la costa. Esto todavía es un misterio en nuestra época. El Titanic tardó 2 horas y 40 minutos en hundirse. Sólo consiguieron salvarse unas 700 personas.
Aunque se enviaron hacia la zona todas las naves disponibles, no pudieron llegar antes de 2 horas y se encontraron con 1.195 personas muertas. Entre ellas, 291 mujeres y 94 niños.
Uno de los fallecidos más famosos fue el multimillonario USA Vanderbilt, al cual se le vio por última vez cuando regalaba su chaleco salvavidas a una mujer. Hasta se ofreció un cuantioso rescate a quien lo hallara. Efectivamente, su cuerpo fue encontrado unos días después, no lejos de la zona del hundimiento.
Un pasajero español, llamado Vicente Egaña, se portó como un héroe ayudando, en el agua,  a mucha gente a llegar hasta los botes. Luego fue recogido por uno de ellos que le llevó hasta la costa.
El presidente de los USA, Wilson, quedó conmocionado por la cantidad de víctimas norteamericanas, unas 128, que hubo en ese naufragio, de las 139 USA, que navegaban en el mismo.
En USA siguen pensando que deben permanecer neutrales, pero ya hay mucha gente que está a favor de entrar en la I GM.
Tras este hundimiento, y el otros dos barcos, uno de ellos, el Sussex, donde viajaban el compositor español Enrique Granados y su mujer, falleciendo ambos en el mismo, fueron más que suficientes para que USA le exigiera a Alemania que no hundiera más barcos de pasajeros, sin avisar previamente y permitir su desalojo.
Unos dicen que a causa de estos hundimientos, los USA, entraron en la IGM. Sin embargo, otros, con una mentalidad más práctica, afirman que no fue esa la causa, sino que los USA habían prestado dinero a los dos bandos, pero mucho más al Reino Unido y sus aliados. Así que corrían el peligro de perder esta inversión, si los británicos perdían la guerra.
Al llegar el submarino a su base, sus tripulantes se enteraron de la que habían liado a nivel internacional, tras el hundimiento del trasatlántico. No obstante, el káiser no se olvidó de este capitán y lo condecoró con la Cruz de hierro de primera clase.
Lo curioso es que al capitán Turner, que se salvó del naufragio, le acusaron de ser el responsable del hundimiento del buque. Menos mal, que tras el juicio, fue declarado inocente de este hecho.
A pesar de ello, fue repudiado por su mujer y sus hijos, por no hundirse con su barco. No fue despedido por su empresa, pero sí dedicado al transporte de ganado y luego a labores administrativas.
Todavía hay muchos interrogantes, como por qué la Marina alemana atacó a un barco de pasajeros muy conocido o por qué la Marina británica lo dejó sin escolta. A lo mejor, se puede llegar a pensar que Churchill, que, entonces,  era el Ministro de Marina, estaba deseando que los USA entraran en la guerra y quiso darles un motivo para que lo hicieran cuanto antes. No obstante, tardaron casi 2 años en decidirse a hacerlo.
Algo que siempre ha levantado sospechas es que, a pesar de estar hundido sólo a 90 metros de profundidad, el Gobierno británico, siempre se negó a que se investigara su hundimiento.
Cuando, por fin, se dieron los permisos, se comprobó que el barco tiene un gran agujero en la zona de proa y las chapas están dobladas hacia afuera. O sea, que el hundimiento fue provocado por una explosión interna, más que por un simple torpedo.
Lord Mersey, el magistrado que juzgó al capitán Turner, unos años más tarde,  les dijo a sus amigos: "El caso del Lusitania fue un negocio sucio".