ESCRIBANO MONACAL

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UNA GRAN OBRA MAESTRA REALIZADA EN MARFIL

domingo, 22 de noviembre de 2015

EL MATRIMONIO HAMPEL, UNOS HÉROES DE LA RESISTENCIA ANTI-NAZI



Muchas veces se dice que la Historia sólo la escriben los vencedores y eso, en muchos casos, es cierto, porque en muchas guerras, sobre todo en la Antigüedad, exterminaban a los vencidos o se los llevaban cargados de cadenas, para servir como esclavos.
Esta afirmación tendría sentido si todos los de cada bando fueran fieles al mismo, pero no cuando una persona no quiere que gane el líder de su país, por considerar que la política que realiza va en contra de sus creencias o de los intereses de su país.
En el cine estamos acostumbrados a que, cuando nos hablan de la Resistencia, se suelen referir normalmente a la francesa.
También en algunas películas han mostrado algo de la Resistencia en Italia, la antigua Yugoslavia, URSS, Holanda y poco más.
Lo de Francia es algo muy curioso, porque, antes del Desembarco de Normandía, la Resistencia la componían muy pocos efectivos. Incluso, muchos de esos “resistentes franceses”, realmente, eran exiliados republicanos españoles, que ya conocían cómo luchar en una guerra y a los que los alemanes solían enviarles a campos de exterminio.
Sin embargo, mucha gente en la posguerra solía presumir de haber luchado en la Resistencia. Hasta los que todo el mundo sabía que habían colaborado con el régimen de Vichy. Seguramente, era una forma de salvar la cabeza.
En el caso de Alemania, ahora estamos empezando a conocer, muy poco a poco, los intentos que se organizaron para derrocar a Hitler, porque lo que siempre nos han querido dar a entender  es que todos eran igual de nazis.
De hecho, hoy en día, mucha gente suele llamar al ejército alemán, durante la II GM, el ejército nazi y no es del todo correcto, porque movilizaron a gentes de todas las creencias, que es lo que suele ocurrir en todas las guerras.
Seguro que, a estas alturas, todo el mundo conocerá el del grupo al que pertenecía el coronel von Stauffemberg, que se detalla en la famosa película “Operación Vakiria”.
Es posible que también conozca mucha gente el intento de la organización “La rosa blanca”, liderada por los hermanos Sophie y Hans Scholl, que aparece en la película del mismo nombre.
También he dedicado, anteriormente, un par de artículos a otro anti-nazi, llamado Kurt Huber, y al denominado “Círculo de Kreisau”, liderado por el conde Helmuth James von Moltke.
Esta vez, voy a referirme en este artículo a una pareja que hizo una labor tan constante y callada, que, al principio, ni siquiera llamó la atención de la Gestapo.
Generalmente, hasta 1942, los grupos de resistencia que menudearon por toda Alemania, solían ser de tipo pasivo y sin llamar demasiado la atención.
Solían ser pequeños grupos, sin relación entre sí, lo cual sacaba de quicio a los jefes de la Gestapo, ya que era muy difícil dar con ellos. Aparte de que la Gestapo nunca tuvo muchos agentes.

Empezando por el principio, el matrimonio estaba compuesto por Otto Hampel y Elise Lemme. El primero había nacido en 1897, en una ciudad alemana, que ahora pertenece a Polonia.
De todos es sabido, que, tras la II GM, la URSS se apropió de una franja de Polonia y le permitió a ésta apropiarse de otra franja perteneciente a Alemania, expulsando a los alemanes que vivían allí.
Otto, en su juventud, fue movilizado y combatió al lado de Alemania en la Primera Guerra Mundial. Parece ser que volvió ileso. Luego, encontró trabajo en una fábrica de Siemens.
Elise, nació en 1903, en una pequeña ciudad del actual Estado federal de Sajonia-Anhalt. Uno de los que antes pertenecían a la República Democrática Alemana. Tuvo solamene estudios primarios. Posteriormente, trabajó como criada y se afilió a la Liga nacional de mujeres nacional-socialistas, como muchas miles de mujeres en esa época.
La pareja se casó en 1935 y se fueron a vivir a un barrio de Berlín. No tuvieron hijos. Por eso, criaron a un hermano menor de Elise, como si fuera un hijo suyo.
Seguramente, por eso, en 1940, tras haber sido movilizado el chico, recibieron la noticia de que había sido muerto en el frente francés, la vida de esta pareja dio un vuelco de 180 grados.
Desde entonces, se propusieron acabar con ese régimen, que, según ellos, estaba perjudicando a Alemania.
Su estrategia se concretó en escribir cientos de postales, donde habían escrito al dorso una serie de frases para intentar levantar a la población contra el Gobierno.
Aunque se veía en ellas que su formación no era muy buena, tuvieron el talento de escribir en muy pocas frases un mensaje con un contenido muy directo.
Luego, se dedicaban a repartirlas por la ciudad. Las metían en los buzones de la gente, abandonadas en los bancos de los parques, tiradas por las escaleras, etc.
En ellas, solían pedir a la gente que no colaborara con el régimen: negándose a donar dinero, a alistarse en el Ejército, a comprar periódicos nazis o de cualquier otra forma. En resumen, que practicaran la desobediencia civil. Algo muy peligroso en la Alemania de Hitler.
A primera vista, podría parecer un método demasiado infantil. No obstante, a la Gestapo le costó más de 2 años dar con ellos y eso fue porque alguien les delató.
Desgraciadamente, la mayoría de la gente, quizás movida por un miedo, fácilmente comprensible, al régimen nazi, optó por entregar casi todas las postales recibidas.
Así que la Gestapo tenía cada vez un montón más alto de postales y, para su vergüenza,  no era capaz de encontrar a los remitentes de las mismas. Se dice que, cuando los capturaron ese montón estaba ya compuesto por 220 postales.
La Policía empezó a ponerse nerviosa y detuvo a un posible sospechoso, pero lo tuvo que soltar, porque no pudo probar nada en su contra y, mientras tanto, seguían apareciendo postales por toda la capital.
Incluso, en una ocasión, alguien fue a denunciarles a la Policía y los capturaron en plena calle. Contra todo pronóstico, ellos negaron todas esas acusaciones y la Policía les soltó, pensando que había sido un error de identificación.
Lamentablemente, unos meses después, ya en 1942, parece ser que él perdió una de esas postales en su centro de trabajo y la empresa llamó a la Gestapo.
Esta vez, la Policía se puso a investigar más en serio y, como su nombre ya aparecía en sus archivos, fueron a registrar su casa.
Desgraciadamente, allí encontraron una de esas postales a medio escribir, que había quedado olvidada en un cajón, y los detuvieron.
Al final, el 22/01/1943, fueron juzgados por uno de esos tribunales populares, creados por los nazis, para que impartieran la Justicia, según el capricho del régimen.
Fueron acusados nada menos que de alta traición, por intentar socavar la moral militar. Como era de esperar, fueron declarados culpables y sentenciados a muerte.
La sentencia se cumplió en la infame prisión de Plötzensee, en Berlín, ejecutándoles mediante la guillotina, el día 8 de abril de 1943. Ambos confesaron haber sido muy felices usando lo que llamaron la “prensa libre”, contra el régimen.
En 1947, el escritor alemán Hans Fallada, escribió una novela titulada “Sólo en Berlín”, basándose en este caso. En España no fue publicada hasta el 2011. Este escritor lo pasó muy
mal durante la guerra, estuvo encerrado varios años, por no plegarse a las exigencias de los nazis.
También se ha llevado al cine en diversas ocasiones. La primera fue en 1962, sólo estrenada en Alemania. En 1975 se rodó una serie de 3 capítulos, también para Alemania.
Sin  embargo, en 2004, se rodó una serie también de tres capítulos producidos por la televisión checa.
Con este artículo, le rindo homenaje a esta pareja que supo luchar valientemente hasta el final por defender sus ideales.

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